Las Vísceras del Amor

Publicado el 13 junio 2010 por Mundodimasiado
Es muy chistoso cuando se está enamorado/a por alguien: tú te quedas un poco tonto/a, la mente está en la luna, para decir la verdad. Cuando se está “corazonado/a” (esto lo saqué de la canción de Ricky Martin) se mira el mundo de otra manera. Se contempla hasta las cosas más sencillas del universo, por ejemplo, estar vivo/a (algo que antes no era importante, cuando se está en la soledad o mucho tiempo sin hacer el sexo).

El amor es capaz de robar, en el buen sentido, tu tiempo: Tú dejas de hacer algunas cosas para hacer otras: por ejemplo, pensar en alguien especial. El amor te saca lo que existe de más profundo en ti: él te denuncia públicamente y te transforma: ya no hay más qué ocultar. La vergüenza ahora tiene que irse.
¿Y cuándo tus ojos están para alguien que poco conoces (apenas de vista) o no tiene intimidad? Tú te quedas comiendo la persona con los ojos, y siempre aguardando que ella pase para saciar tu instinto y dejarte en paz contigo mismo/a. Tu rutina es la de tu blanco: Tú sabes la hora que el individuo sale, vuelve para casa, para dónde vas, el tiempo que lleva en ciertos lugares etc. Lo increíble es que tu objeto de admiración pasa a percibir ello y parece alimentarse de tus ojazos. El ego ajeno está se alimentando. Ya pasan cerca de ti mirándote (como si estuviesen silenciosamente te procurando). Es difícil decir si es un coqueteo o si es solamente para tener la certidumbre de las sospechas. Apenas se puede decir que una retribución te dejas loco/a y semidesnudo/a espiritualmente. Pero, cuando Tú no miras esa persona, tu día parece no tener ningún sentido, tú te sientes aburrido/a. Un día hallas el coraje de saludarla y comenza una amistad que tiene otros fines.
Cuando se quiere alguien de verdad, en serio, se intenta ir bien despacio, para no perder lo poco que se ha logrado. Se podría decir que la seducción es un juego el cual la ingenuidad es cómplice: todos saben exactamente lo que quieren y si pudiesen ya iban más adelante, pero prefieren actuar calmamente, como si no supiesen nada, mucho más de lo que un simple juego de ajedrez, porque en el caso de una atracción el único enemigo es Tú mismo/a, tu nervosismo y la experiencia de hablar cosas bellas sin parecer vulgar o desesperado/a, simplemente “hechizado/a”.
De la misma manera que el amor te conduce al cielo, él es capaz de llevarte para el infierno. Esto es lo que llamo de amor adicto, que es cuando un individuo pasa a depender más del otro de lo que sí mismo, olvidándose de la propia existencia, y como si la vida hubiese empezado solamente cuando conoció determinada persona. Uno de los reflejos de esa enfermedad sentimental es cuando se abandona a los amigos en cambio de una pasión. Para muchas parejas esta dedicación exclusiva es buena, no porque habrá más tiempo para quedarse con ella, sin embargo porque los colegas no van a decir cosas, como: “¡cuídate, él/ella te traiciona!”

¿Qué se puede sacar del amor? O mejor diciendo, de sus vísceras (según el Diccionario Michaelis es la parte más íntima de cualquier cosa). Del amor: la alegría, el compañerismo, la fidelidad, la gratitud, la retribución etc. Pero, hay que reconocer las malas cosas también: los celos, la envidia, el miedo, el rencor etc. El amor simplemente puede quitar lo mejor del ser humano. No te digo que el amor rescata el individuo, pues como dijo mi ex profesora “quien rescata es el socorrista”. Pero, el amor puede hacer brillar la luz interior de los apasionados.
En verdad el amor comparte conocimiento: Tú sabes lo que hay por dentro y fuera de otra persona: literalmente y en sentido figurado. No se descubre apenas el alma como también las delicias del cuerpo ajeno. Eres instintivamente inducido/a aprender como tu pareja aprecia ser tratado/a en la cama, las posiciones que le agrada etc. Pero, todo eso se sucede en la confianza, complicidad e intimidad.
Se aprender a convivir con las cualidades y defectos de determinada persona. El amor te enseña también a controlar tus sentimientos para no haber peleas entre los dos. Esto es lo que se conoce por tolerancia o respeto. Diversas veces el amor anula una de las parejas, porque los dos no pueden mandar. Es lo mismo que decir que no se puede haber dos presidentes gobernando un mismo país al mismo tiempo.
El buen amor dicta que una persona es aliada de la otra, y no su objeto (esto es para el malo amor).