Revista Diario

Laura

Publicado el 08 diciembre 2017 por Laika
LAURAConocí el otro día una mujer muy peculiar. Llamó mi atención por su manera de vestir.
Parecía salida de un cuadro impresionista y la observé largo rato. Era de edad avanzada pero conservaba aún restos de su belleza juvenil. Ojos claros, pelo rubio y tez muy blanca, de ademanes refinados sonreía a la vida como si tuviera quince años.
Tomaba un café en soledad en una cafetería muy concurrida mientras yo hacía lo mismo en la mesa de al lado.
La observé largo rato con enorme descaro tratando de llamar su atención y lo conseguí. Con una leve sonrisa me invitó a sentarme a su lado.
Después de haberme presentado y el saludo de rigor, estaba dispuesta a saber más de ella y me sumergí de lleno en su historia.
LAURA
Había nacido en una época donde la mujer por el solo hecho de serlo tenía muchas carencias dada la cultura patriarcal  que imperaba entonces.
Ella  era una mujer adelantada a su tiempo. No asumía el rol de los estereotipos de aquella sociedad que la marginaba, y ya desde muy joven le salia a flote un ramalazo de rebeldía intentado liberarse de esas cadenas.
Contrastaba su risa fresca, sus ademanes,  su libertad interior, con las demás chicas de su edad.
Se mostraba tan cual era sin guardarse nada y sin miedo a exponer su intimidad, porque no temía al peligro de hacerlo.
Siempre daba un largo rodeo a la hora de pasar de largo por los condicionamientos que la acosaban y salir indemne de situaciones que coartaban su paso.
Hasta en su manera de vestir no se atenía a las modas del momento, porque no le parecían acordes con su personalidad.
Le gustaba ir tocada con sombreros o pamelas propias de la época del romanticismo o cualquier otro tocado que le daba su sello personal.
Por ello, se expuso a críticas muy variadas, incluso de las mismas féminas por su atrevimiento.
LAURA
No pasó desapercibida esa conducta a la mirada de su padre que seguía sus pisadas muy de cerca y con enorme atención.
Ella le mostró un día su intención de hacerse artista, y todavía hoy puede escuchar sus gritos malhumorados mientras la instaba a casarse.
¿Que podía hacer ella sola en aquel mundo que no aceptaba su manera de vivir?
Se vería marginada y vagando por las calles. Sin medios de subsistencia alguna, sin familia, sin amigos...
Como pez que le sacan del agua, dio enormes coletazos a diestro y siniestro intentando zafarse de aquellas manos que la oprimían y volver a su habitad, al agua, al río, al mar...
Pero fueron inútiles sus esfuerzos y no le quedo otra que doblegar su voluntad yendo al altar del brazo del hombre elegido. Elegido no por ella...
LAURA
Tuvo tres hijos y ocho nietos.
Cumplió con su cometido como le fue impuesto.
Vivió como se le pedía, hasta que el paso de los años le devolvió su libertad.
Ahora vive sola con la casa repleta de recuerdos .
Ha retomado su vida donde la dejo. Se viste a su manera, tocada con sus sombreros y pamelas y hasta hace teatro.
Su carácter afable y su pícara sonrisa de adolescente, hace escandalizar a muchos que se apartan de ella sonriendo maliciosamente.
Y es que en el fondo, nuestra sociedad apenas ha cambiado ...

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Sobre el autor


Laika 3335 veces
compartido
ver su blog

El autor no ha compartido todavía su cuenta El autor no ha compartido todavía su cuenta

Sus últimos artículos

Revistas