Película de Chiván Santiago producida por el CUEC
Laura Lógica y ó los avatares del destino (Santiago, 1981, CUEC/UNAM) presenta una irreverente reflexión/incursión cinematográfica al mundo del arte y la música.
«Laura Lógica... ó la película que sabe como a jazz. Laura Lógica (Gisela Iranzo) ensaya con un saxofón y un clarinete de plástico. Duerme, se prepara el desayuno. Ordena su cuarto con la televisión encendida. Mario Menotti (Eduardo Milán, estrábico) vive pensando en Laura y en los músicos negros; mientras que Silvestre Parker es un ídolo musical en Xochimilco, mitad Silvestre Revueltas, mitad Charlie Parker, que canta bonitas canciones rancheras. Cuenta a Laura un recibimiento glorioso del populacho y la inspira a componer un jazz magnífico en sus sueños. Laura Lógica es todo lo que se ha perdido en el cine universitario. Laura Lógica es la libertad plena, el hiperrealismo antes de Chantal Akerman. La recreación de época torpe, la imaginación en negativo de la muerte de Lennon, la guerra civil española en el desierto de los leones. La cámara plantada que observa el despertar en tiempo completo y la vista al exterior de la cocina de Laura, mientras ella checa si ya están cocidas las verduras y le baja a la flama. El sueño de la gloria musical con juguetes. El cine que sabe como a jazz.»