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Lavativas y políticos

Publicado el 05 julio 2010 por ArÍstides

LAVATIVAS Y POLÍTICOS
LAVATIVAS Y POLÍTICOS
CUANDO TE ENFRENTES A LA ELECCIÓN ENTRE DOS MALDADES, APLAZA LA ELECCIÓN

El sol saldrá a las 18,01h y se pondrá a las 18,08h.

A uno le va pareciendo que va siendo momento de recuperar la odiada y eficaz lavativa. Dicen que es muy efectiva para eliminar las heces retenidas, y me temo que el panorama político hace gran acopio de ellas en intestinos saturados por tanta bacteria. Creo que nuestros gobernantes la están necesitando con urgencia porque, a consecuencia del estreñimiento crónico que padecen algunos, la sangre no les llega al cerebro y de esta manera no hay dios que gobierne nada.

No estaría mal que de una vez nos mostrasen las nalgas y que el chorrito del enema (medio litro de sentido común con otro medio de dignidad) se introduzca plácidamente en sus entrañas para aliviar tanta hipocresía acumulada en los recovecos del intestino delgado. Por otra parte, de todos es sabido que en el intestino grueso se acumulan bacterias nocivas que de no ser tratadas viven en perfecta simbiosis con el descaro y la estupidez.

Dicen que la lavativa se debe aplicar de costado con el pitorrito bien introducido en el ano, lo suficiente para que no se salga, mientras se deja correr el agua fría por las entrañas de quien desde hace tiempo tiene digestiones pesadas y sus mecanismos de servicio y honradez en entredicho. Habrá, además, a quienes en el agua purificadora habrán de añadir jabón para limpiar tanta mentira y vida interesada. De todas formas, si se aplica correctamente, favorece la circulación del torrente sanguíneo y la formación de la flora bacteriana, elementos éstos que ayudan a reconocer la vida golfa y adoctrinada que se había llevado.

No hay que temer por la cara de circunstancias que, acompañada de sudores fríos, se le queda al majadero que en pelotas tiene que redimir tanto tránsito intestinal colapsado y que de no ser curado, desembocará en unas hemorroides de cuidado. Por último, una recomendación a tanto enfermo que dice estar para servir pero que vive servido: olvídense de justificar su vida con laxantes; a la larga éstos no sirven para nada, y su mal se puede ver acrecentado con alguna fístula. Tiempo al tiempo, que la naturaleza es sabia.


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