Mi padre ha sido siempre un gran dibujante y un renombrado creativo sobre todo en la dorada época de los 80. Desde muy pequeño Lázaro Totem se acostaba viéndole en la mesa de dibujo y se levantaba con la misma imagen. Incentivado y alimentado continuamente por estímulos creativos, sobre todo gráficos, creció en un ambiente liberal rodeado de ilustraciones fantásticas, tipografías y olor a laboratorio fotográfico.
Cuando sus amigos seguían jugando con las primeras consolas y muñecos de acción, Lázaro no sólo jugaba sino que tenía muy claro que quería dedicarse a la creación gráfica en cualquier faceta, sobre todo en la ilustración.
De primeras, quiso hacer Bellas Artes pero el destino le preparaba otra cosa mucho más inmediata y emocionante y es que, de manera natural, cuando cumplió apenas los 16 años su padre compró nuestro primer ordenador Apple y sin cruzarnos una palabra me descubrí sentado en la mesa de dibujo en su estudio, antes lleno de artículos y herramientas para las bellas artes, ahora con un equipo informático esperando al relevo de la siguiente generación, pues en aquellos momentos mi padre que no sabía ni programar el VHS aprovechó mi ansia por aprender la profesión y haciendo un esfuerzo sobre todo económico (en aquella época todo un equipamiento Apple costaba una barbaridad) me empezó a enseñar como antes se aprendían los oficios y las artes, de maestro a discípulo o como dirían en una galaxia muy lejana, de Jedi a padawan.
Todo esto tuvo como consecuencia, abandonar de una manera temprana los estudios oficiales y comenzar su aventura gráfica centrando todas sus energías en la creatividad publicitaria, el dibujo y el arte.
Comenzó a estudiar todo lo relacionado con las artes que caía en sus manos, buscaba maestros que le pudieran enseñar, hacía cursos, masters, me equivocaba y sobre todo no dejaba de generar ideas.
A los 21 años tuve su primer contrato en una empresa internacional como creativo, Bandai España, diseñando toda la imagen y packaging de los productos, en este caso juguetes. Era un sueño prematuro que estaba haciéndose realidad aunque a los cuatro años dejó la empresa y se desvinculó del todo con su padre. Después he trabajado en muchos estudios, agencias y empresas. He vivido de todo, he sido jefe y trabajador hasta que mi destino con el dibujo me lanzó una señal que no podía dejar pasar.
Después de una desencantadora etapa como creativo gráfico en publicidad decidió que era hora de buscar lo que verdaderamente le hacía feliz, la ilustración. Miro atrás y ahora con 36 años me asombro pensando que me he pasado toda mi vida creando imágenes para los demás, ni un sólo día sin crear, ni un sólo dia sin dejar de sentirme como aquel niño que se pasaba las horas dibujando robots soñando en ser alguna vez un gran dibujante.
La base de su trabajo es la creatividad gráfica publicitaria y es donde ha consiguido mantener su línea de trabajo habitual. Creo que me he redescubierto a sí mismo conectando todas mis habilidades para conseguir un propósito final: ser artista ilustrador o lo que es lo mismo, buscar la felicidad en lo que amas.
Ha desarrollado un método de enseñanza para formar creativos con las herramientas digitales y artísticas, impartiendo clases muy divertidas en las que enseño los trucos y andanzas vividas durante todos estos años, invento talleres y participo en toda iniciativa creativa relacionada con el medio.
Sigue trabajando como creativo gráfico pero freelance y, por encima de todo, está plenamente dedicado a la ilustración realista para abrirse paso en varios campos relacionados con la misma (ilustración editorial, creativa, medios digitales, producto artístico, arte urbano, talleres y largo etc).
Siempre le han atraído todos los surrealistas y esa fuerte influencia ha sobrevivido hasta lo que es su estilo actual. Ha pasado por una larga etapa oscura, (muy biomecánica), hasta que, con el estudio y compresión ha ido refinando su propia temática. Me considero una esponja ante los estímulos visuales, pienso en imágenes.
El estilo de sus ilustraciones tiene un dibujo realista de una clara temática surrealista. Utiliza sobre todo lápices de grafito con graduaciones blandas para poder generar texturas, lápices de colores, (pocos, soy básicamente monocromático), y hojas de papel con color de base o envejecidas. Mi obra se basa sobre todo en la arquitectura del cuerpo, más concretamente del rostro.
Su lenguaje gráfico está lleno de iconos o imágenes recurrentes: raíces, cráneos, piel rota como la cerámica, rostros vaporosos o animales grotescos son parte de mi zoológico visual interior. Otra de sus obsesiones son las texturas, que genera con paciencia para sacar esa esencia ancestral de los elementos primordiales, el grano que deja el grafito me recuerda a la piedra, a la tierra y a elementos como el carbón. Intento siempre que mi trazo y masas tengan una interesante calidad gráfica llena de imperfecciones controladas.
La enmarcación juega un papel clave en su obra, trabajo con maestros artesanos y considero que es la última pincelada del trabajo.Generalmente ilustra con dos tintas de lápiz, negra y roja. También cultiva otras técnicas para no cerrarse ante los posibles encargos laborales. Una de esas técnicas es la tinta directa, inspiración del estilo del maravilloso dibujante Sergio Toppi (y, por cercanía, a la de mi padre que era también muy parecida).
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