Revista Diario

Le llamaban ” acto de repudio”

Publicado el 16 noviembre 2020 por Elizabeth Garcés @Elizabe18542408

Todavia sigo sin entender cómo es posible que seres humanos sean capacez de destruir la vida de sus semejantes como si tal acción fuera algo natural, casi un deber. imposible de entender pero las cosas son asi. Las dictaduras existen por desgracia. Conocí el sistema dictatorial de Cuba, mi país, hasta el año 1981 cuando con quince años decidimos mi familia y yo partir de la isla.

Tratamos de reunir todo el coraje del mundo para enfrentarnos al proceso que nos esperaba: los trámites y luego el terrible exilio. Recuerdo que nos mentalizamos día tras día, minuto a minuto, para asimilar aquella empresa monumental en la que decidimos introducirnos.

La opresión en Cuba ya era insostenible, nos faltaba el aire en el rincón que nos había puesto Fidel Castro. Un rincón ocupado por los cubanos del bando contrario, el que no esta a favor de la ideología existente.

Hablar, pensar, movernos era jugarse la vida. No eramos seres humanos, eramos una materia con la que ” jugaba” Castro y sus esbirros, mi familia ya no podía más y, no siendo amantes del destierro, tuvimos que elegir esa solución. Un objetivo que nos daba punzadas en el alma porque Cuba lo era todo para nosotros.

Obtener los papeles legales, incluido los pasaportes, resultó un proceso que nos sumergió en un periodo de gran estrés debido a la marcada persecución de la cual fuimos objeto por parte de las autoridades. El hecho de presentar los documentos para abandonar el país nos convierte, inmediatamente, en pestiferados a los que hay que aplastar de cualquier manera. La represión se triplica puesto que dar el paso hacía la zona de los que toman el camino del exilio convierte a cualquier cubano en el ” enemigo número uno” de la Revolución.

La dictadura ya tenía nuestros datos y la información de que nos íbamos de Cuba por lo que todas las cartas se hallaban sobre la mesa para desgraciarnos un poco más la vida. Lo mismo haria con todas las demas familias que a lo largo del país se encontraban en nuestra situación, en ese periodo muchas personas decidieron huir y dejar atras la revolución comunista.

Fidel Castro siempre fue un hombre malvado al extremo y maquiavélico sin remordimientos por lo que saco a la luz una de sus ” invenciones” de represión a la que puso por nombre: acto de repudio.

Reconozco que nunca antes había utilizado tal “arma” en su afán por mantenernos a todos sin pasar los limites que habia fijado. Aquello fue toda una novedad dentro de nuestra sociedad comunista. Nunca podré olvidar esos momentos en los que el pánico es lo único que supo acompañarnos.

Los actos de repudio estallarón en Cuba, se instalaron dando la impresión de convertirse en otro componente del ADN castrista. La locura corrió como la polvora en las ciudades, la gente tenia miedo y al igual que animales perseguidos por el cazador no sabia a dónde esconderse.

Acto de repudio: singular apelativo. Repudio hacia aquellos que solo deseaban vivir en democracia porque no aceptaban las ataduras impuestas por el dictador. Ese era nuestro pecado. El acto de repudio consistía en un grupo de esbirros comunistas que, armados de palos y huevos podridos, íban casa por casa de aquellos que se marchaban de Cuba para gritar insultos y al mismo tiempo elogios hacía la figura de Fidel Castro. Golpeaban las puertas y las ventanas con la intensión de abrir, entrar y agredir a los que se encontraban en la vivienda.

Mi familia y yo tuvimos derecho a esos actos de repudio durante tres meses consecutivos. La turba humana rodeaba nuestra casa a lo largo de todo el dia e incluso, la madrugada: lanzaban huevos podridos que se incrustaban en las paredes, golpeaban con palos y gritaban. Recuerdo que mis abuelos, mi madre y yo nos refugiamos en la última habitación y el pánico era enorme, sin palabras solo nos mirábamos y nos cogíamos de las manos. Rezábamos todo el tiempo, deseábamos salir vivos de todo aquel horror.

Encerrados durante semanas, solo abríamos una ventana para coger el plato con comida que nos daba un familiar antes de cerrar rápidamente. Los comunistas imponían cada vez más la ley del terror, prohibían que se acercaran a aquellos que se íban de Cuba. Fue uno de los tantos periodos negros de la historia de la Revolución cubana.

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