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Le metemos nomás, aunque sea inmoral

Publicado el 07 noviembre 2013 por Perropuka

Le metemos nomás, aunque sea inmoral

Foto: El Deber


Es inmoral que Su Excelencia, gaste una millonada en la compra de un satélite para elevar su ego más allá de la atmósfera. 300 millones de dólares son demasiados para un país raquítico, que no ha resuelto la desnutrición infantil, entre otras cosas. Luego está el programa de preparación de los técnicos que fueron enviados a la China para que aprendan a controlar el juguetito. Y la burocracia que significará la Agencia Boliviana Espacial (ABE), con toda su parafernalia de antenas y demás platos y consolas. Houston, tenemos un problema… ¿Quién costeará todo este presupuesto? Lo sabemos, tenemos el honor, la dicha, la suerte increíble de entrar en la carrera espacial. Ellos mismos lo han confesado con supino candor. Dentro de poco, cuando pongan en órbita en diciembre el Tupac Katari, entraremos al club de los más privilegiados. Luego podemos soñar con los viajes interestelares. Al infinito y más allá. 
Pamplinas, todo en nombre de la “soberanía tecnológica” y demás huevadas que nos vienen cacareando desde hace tanto. ¿Acaso no suena esperpéntico que hablen también de soberanía alimentaria cuando importamos hasta las papas de nuestra sopa? Y compramos harina de los yanquis para el pan nuestro de cada día, mientras proclamamos que somos más soberanos que la reina de Inglaterra...Miren a Venezuela, con dos satélites, el Bolívar y el Miranda -qué chulo es competir hasta para ponerle el nombre más patriótico- y sin embargo, ¿puede presumir de vanguardia tecnológica, cuando no tiene ni la suficiente electricidad para poner a funcionar decentemente su sistema de telecomunicaciones?
Es inaudito que S.E. sueñe con centrales nucleares, para empezar a exportar energía y otros sueños muy eléctricos que él tiene. Como si no fuera suficiente, más sencillo y más barato instalar plantas térmicas aprovechando nuestros yacimientos de gas, ahora se ha creído el cuento de que también puede aspirar a codearse con las potencias atómicas. Será que sus amigos iraníes le han aconsejado que una planta de estas funciona a paladas de uranio, como se alimentaban las calderas del Titanic a plan de carbón. Recordemos el ridículo que hicieron las autoridades del ministerio de Gobierno cuando decomisaron con toda solemnidad un cargamento de piedras inofensivas asegurando que era uranio. ¿Es que por tener yacimientos inexplotados de este estratégico mineral, automáticamente se convierte en plutonio como por arte de magia? ¿Se habrá enterado S.E. que Chernóbil es más que el nombre de un famoso restaurante cochabambino?...¿energía limpia e inofensiva?... miren a Japón, con toda su tecnología robótica y obsesiva dedicación, no fueron capaces de prever un desastre como el de Fukushima. No hemos terminado de sonarnos los mocos y ya nos creemos los nuevos guerreros atómicos.
Es inconcebible que S.E. se gaste otras millonadas en construir canchas de pasto artificial y coliseos en lugares apenas poblados, amén de mandarse a erigir un nuevo palacio de gobierno, un museo gigante para exaltar su figura y otros proyectos faraónicos. Como también es increíble la construcción de un carísimo aeropuerto internacional (habiendo ya una pista en buenas condiciones, construida por la DEA), en mitad del trópico en plena selva cocalera, donde no existe ninguna ciudad importante. Que la región no es Costa Rica para que nos lluevan los turistas, sino la pura imagen de zona roja del narcotráfico. Todavía más, qué productos vamos a sacar, como arguyen sus promotores, si ya no se producen los suficientes plátanos, piñas y palmitos que se han visto desplazados por los cultivos de coca. Esto huele a un nuevo ejemplo del caso del aeropuerto de Castellón (España) y su insólita estampa de terminal vacía. Es que en todas partes, los políticos se parecen. 
Hablando de terminales aéreas, es terriblemente inmoral que una ciudad de cien mil habitantes no tenga un carro bombero en su aeropuerto. Y para mayor desgracia, ni el diez por ciento de los aeroparques nacionales cuenta con camiones, ambulancias y demás equipaciones modernas como mandan los estándares internacionales, el resto tiene que trabajar con equipos que tienen hasta cuarenta años de antigüedad, y otros ni siquiera tienen, como denunció anoche en un programa de tevé un bombero de larga trayectoria, luego de la tragedia del domingo pasado, acaecida en la ciudad de Riberalta, donde un avión pequeño se accidentó al aterrizar en medio de una tormenta lluviosa. 
Mientras se investigan las causas del accidente, por absurdo que parezca, las autoridades aeronáuticas y de la fiscalía general ya hablan de procesos penales mientras se recuperan los dos pilotos, como si ello les eximiera de la responsabilidad que tienen por permitir los vuelos en semejantes condiciones. Todos los aeropuertos secundarios están así de abandonados. Las imágenes que muestran a muchos voluntarios que acudieron al siniestro minutos después, intentando con desesperación rescatar a los pasajeros, mientras algunos toman hasta puñados de barro para sofocar el incendio es una de las escenas más terribles que hemos visto en los últimos tiempos. “Que todos estábamos vivos, y además conscientes”, relató un sobreviviente. Luego vino el humo y el incendio que acabó con la vida de ocho pasajeros que quedaron atrapados dentro del fuselaje, mientras otros diez salieron con diversas heridas y quemaduras, gracias a la acción casi suicida de los vecinos. Un camión contra incendios pudo hacer la diferencia, coinciden todos. 
Le metemos nomás, aunque sea inmoralEn el colmo de la insensibilidad, luego de soltar sus condolencias de rigor, en pleno luto de varios días dispuesto por las autoridades de Riberalta, Evo Morales, paladín moral de la humanidad, viajó hasta la misma localidad para inaugurar a toda pompa un monumento a su admirado Hugo Chávez. Poco faltó para que sus correligionarios y demás invitados se pongan a adorar al becerro de oro del Orinoco. No pudo esperar ni tan solo unos pocos días. Es que su agenda es más importante que el dolor de toda una ciudad. ¡Cuántas veces habremos escuchado a sus ministros que S.E. no duerme pensando en servir a su pueblo!... ¿estoy en medio de una pesadilla surrealista?... que alguien me pellizque, por favor.

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