Hércules 4-1 Málaga
Posiblemente hayamos asistido al peor partido de la era Pellegrini el pasado domingo.
El Hércules fue desde el principio el único equipo sobre el terreno de juego que realmente luchó por los tres puntos. Durante el transcurso del partido parecía que en lugar de Pellegrini, había vuelto al banquillo malaguista Juan Ramón Muñiz. Y es que si tiramos de hemeroteca y buscamos algún partido de la temporada pasada, quizá nos costaría encontrar las diferencias.
Un golpe de suerte hizo que el equipo andaluz se adelantara en el marcador. Duda disparó, el meta antequerano Calatayud no pudo blocar el balón, y Sebas Fernández se lo encontró para introducirlo en la portería sin ninguna oposición.
A partir de aquí, los andaluces se dedicaron al antifútbol. Balones largos buscando a un solitario Rondón y despejes en defensa regalando el esférico una y otra vez al equipo contrario liderado por un Drenthe que demostró por qué el Madrid se fijó en él.
Cuando llegó la segunda parte, el Málaga ya había gastado toda su suerte y tras un cúmulo de despropósitos y errores, con Kris lesionado y sustituido por Iván González, el Hércules se puso por delante.
El tercer gol y el cuarto llegaron por inercia, y pudieron ser muchos más, dejando a la vista una lección de fútbol del Boquerón Esteban al equipo de sus amores.
Sigue quedando mucho por mejorar y eso incluye muchos cambios en la plantilla actual.
El mercado de invierno lo demostrará.