Ayer, domingo, me levantaba pronto para la jornada electoral. Antes de las 8 ya estaba en liza y a las 9 en punto entraba el primer votante en un colegio cercano a mi casa. La mesa esta compuesta por un presidente, dos vocales y nos acompañaban dos interventores, uno de CiU y otra del PP. De ellos quiero hablar.
Ignoro el motivo pero nuestro listado de votantes era de 934 personas cuando en el resto de mesas era de 600. El sistema de registro de los votos es complejo y hay que escribirlos uno a uno, a mano, en un bloc "ad hoc". Para no armarnos líos me convertí en el escribiente oficial y pasé más de 500 nombres y apellidos. Nuestra mesa, con un presidente y el otro vocal, llamados ambos Daniel, fue ejemplar por la calidad de dichas personas y por la ayuda de los interventores. Sin éstos todavía estaríamos haciendo recuento de votos y rellenando papeles; nosotros cobrábamos por estar en la mesa 62€ pero ellos no. Imagino que en su papel de "cachorros" del partido estuvieron desde el inicio hasta las 22: 30 en que finalizamos el cierre y sellado de sobres para que el presidente los llevara a toda prisa a su destino final.
En las dos horas y media del recuento los interventores nos ayudaron en todo momento sin desfallecer y la mujer, con hijos en su casa esperándole, la primera. Antes de marcharnos ya empezábamos a saber por los smartphones los primeros resultados y, eran demoledores: los socialistas iban ganando y la cara de la representante del PP se iba demudando. Al llegar a casa, reventado, pude ver que su esfuerzo no había sido en vano; me alegré por ella.
Repito mi agradecimiento a los compañero de mesa (uno de ellos, remarcable por su sentido común, educación y eficacia) y a los interventores.
El vuelco en las elecciones no resolverá el: "Democracia real ¡YA!" y si no al tiempo. Tenemos una España más dividida y troceada que antes y los "mismos perros o más con distintos collares". El cóctel es desolador.
PS. Lo había olvidado. en la era de la tecnología el sitema de votación es, todavía, antediluviano.