Lecciones sobre mariposas y bonsais: el minimalismo es un camino

Desde hace tiempo quería darle a este blog un toque algo más personal. Y con la ayuda del Chocobuda creo que estoy en buen camino. La idea del logotipo en forma de bonsai ha sido su idea. De sus propias palabras: “La metáfora del bonsai significa autocontrol, mejora continua, minimalismo, cuidado, perfección.” Y aunque sólo nos conocemos virtualmente, con estas palabras me ha descrito bastante bien. Además, el bonsai para mi representa la naturaleza en su esencia, aunque dominada por el ser humano. Con paciencia y respeto, el bonsai es la combinación del arte humano y de la habilidad de la naturaleza de adaptarse a los entornos más diferentes (incluso, adversos).

Pero también hay otra cara de la moneda. Si se le da demasiada agua, o muy poca agua, o demasiada luz, o muy poca luz, entonces el bonsai muere. No lo hace de forma espectacular. Simplemente deja de respirar y un día te das cuenta que estas hojas secas ya no tienen cara de “el arbolito está durmiendo”, sino de Muerte. El bonsai, como la naturaleza, nos deja influir, pero requiere que le respetemos. Eso sería la esencia de mi minimalismo sostenible.

Pensándolo bien, muchas cosas requieren un cambio paulatino. Buenhabit lo ha descrito muy bien en su post acerca del efecto mariposa. Lo bueno es que pequeños cambios pueden tener efectos tanto desastrosos, cómo muy positivos. Hay un dicho que abarca más o menos la misma idea, “Cosecharás mañana lo que has sembrado hoy”. Lo que podemos aprender del efecto mariposa: pequeñas pautas de hoy pueden tener un futuro grande mañana. Pero lo que también es verdad: generalmente lo que empieza con un gran esfuerzo solitario, no tendrá el mismo efecto a largo plazo.

Aquí veo el paralelismo con el minimalismo: es un camino, no una meta final. Y tampoco un punto de partida único. Requiere muchos pequeños gestos con la meta final de vivir una vida más simple y liberar energía para las cosas que a ti te importan. La idea no es llegar a los <100 cosas como un fin en sí. Lo acertado es desprenderse de algo superfluo cada día, aprovechar la libertad generada y utilizar esta energía liberada para algo mejor. Si estás liberando espacio, respíralo, no lo rellenes inmediatamente con otras cosas. Si estás liberando tiempo, entonces no lo rellenes inmediatamente con más trabajo, o con otras obligaciones. Inviértelo en algo que siempre quisiste hacer. En algo que te encanta. En algo que mejore el mundo, aunque sea un poquito en tu barrio.

Todos tenemos nuestro propio bonsai de felicidad. Cuidalo bien. No dejes que cosas o actividades le quiten aire, libertad, agua, o luz. Dale cariño y ayúdale a encontrar su punto de equilibrio. Y ya verás que te sentirás mucho mejor.

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Photo: yatenkaihou / flickr