Leía hace un rato en el diario español El País un artículo titulado El mago. Sonreí al topar con el siguiente párrafo: "La magia es como la política: cuanto mayor el engaño mejor el resultado".
Y continúa diciendo el artículo "...aceptando los parabienes de sus fieles, aquellos que no pueden resistirse a la belleza de una buena mentira". ¿Qué tal?
Pero lo mejor: "Recordemos por ejemplo cuando aquel mal actor aficionado a las varitas llamado David Copperfield andaba por ahí atravesando la Gran Muralla China, volatilizando aviones o -su truco más célebre- haciéndonos creer que salía con la modelo Claudia Schiffer". Jajajá...
Upsss, y... ¿Por qué me llamó tanto la atención esto de las poses, el manipuleo, la mentira, el engaño?
Pasaré a otro punto.
Eso de leer en público me resulta complicado. Una cosa es leer novelas y poesía de escritores célebres a una anciana enferma (lo hice algunos meses cuando era estudiante de secundaria) y otra muy diferente es leer frente al público. La situación se complica aún más cuando las personas que me escucharán son aficionados a la lectura, incluso, algunos son escritores. El terror corroe y estremece mi osamenta porque leeré a esos espectadores-escuchas... ¡mis cuentos!
Desde que me enteré que fui elegida para esto he sufrido un retroceso lectoral jejeje. Ahora resulta que se me seca el hocico al segundo párrafo, o se me traba el bosquejo; por momentos me voy de trompa y como hilito de media sin marcar la puntuación; de repente se me nubla la palabra. Un día hago capricho, entonces, elijo y ensayo la lectura del cuento más largo que he escrito (no es recomendable para un evento de este tipo); otra noche le cambio de nombre a mis personajes: a Manuel le digo Efraín o Mauricio, a Francisco le digo Juan, etc.
El pánico escénico está menguando mis nervios. Lo bueno es que faltan algunas semanas para mi debut jejeje.
Deséenme suerte por favor...
FIRMA: Un ser de este mundo
foto de inicio cargada en flickr por matit@