Revista Diario

Lecturas para el día de los muertos: "Cementerio de animales" de Stephen King, seguido de un relato anónimo de terror

Publicado el 05 noviembre 2019 por Isidro Lopez Arcos @1Sorokin

Mis queridos amigos, amigotes, amiguetes y lectores en general. He pensado que en estas fechas tan señaladas, en las cuales aparecen fantasmas, brujas, cadáveres tanto animales como vegetales e, incluso, algún cadáver mineral, eran un momento adecuado para hablar de terror, de miedo, de pánico y otros sentimientos o sensaciones que ponen hirsutos los cabellos, hacen flojear las rodillas e impiden entregarse con tranquilidad a un sueño reparador. Como sabéis, sabios doctores dicen que el insomnio produce efectos similares a los del alcohol. Y para eso, prefiero un buen vino de Lirac al insomnio. Ea.
Para empezar, os hablaré del último (y único) libro de Stephen King que he leído. Mr. King no era uno de mis escritores favoritos, pero tras leer la reseña que publicó Norah Bennett en "El rincón de una cantina", me dije: Sorokin, ¿vas a ser tan flojucho como para no leer ese libro?. Y, como no hay nada como provocarme, me puse a ello.
Lo he leído traducido al castellano, aunque prefiero leer los libros escritos en inglés o francés en su versión original. Pero el hecho es que me di de bruces con el libro en mi última visita a "La casa del libro" en Madrid. Sea o no buena la traducción, el libro te cautiva sin dejarte respirar. King controla los tiempos, las situaciones y consigue sorprenderte. A veces un tono familiar te relaja un poco para acto seguido pegarte un sustazo que te hace lanzar el libro al suelo, irte a respirar y tratar de calmarte.
Sí, he pasado miedo. Pero bueno, aquí estoy. Todo parece normal al principio. Una familia con dos hijos y un gato se va a vivir al campo, a un caserón. Parece que el casoplón va a tener un papel importante en el relato, pero no, hay más. Un vecino mayor que conoce todas las tradiciones extrañas del lugar, una carretera por donde pasan camiones a toda velocidad, etcétera. Y un cementerio donde los niños durante años han enterrado a sus animales de compañía.  Más lejos, otro cementerio, de los indios que ocupaban la zona, los "mismacs".  Todo muy medido. En resumen, los animales resucitan tras ser enterrados ahí. Ya podéis imaginar lo que va a pasar cuando al hijo menor lo mata un camión.  No sigo, que me pongo nervioso.
King se refiere al mito del Wendigo, un ser gigante, antropófago, como guardián del cementerio. En su día leí algo sobre el Wendigo en un libro que incluía relatos de Lovecraft. Esa era la portada:
En fin, lo dejo aquí. Sobre la traducción, no tengo grandes opiniones, porque nunca he leído a King en el original. Sí, desde luego, la traducción del título ya está mal. "Pet Sematary", intentando usar de la grafía de un niño en vez de "Cemetery" debería traducirse por "Cemantario de animales", pero quedaría raro. El libro en inglés (lo sé, lo he visto en Internet), termina con su mujer resucitada llamando a Louis "Darling" (cariño). En la traducción le llama "amor mío". Hay un matiz que para mí es importante para lo que va a pasar.
Pero bueno, no os vais a librar de mi batallita. El libro me hizo pensar en el Museo de las momias, de Guanajuato, en México. Estuve en los noventa:
Es un museo francamente desagradable, donde se exponen los cadáveres momificados de gentes del lugar. Hay un cementerio que, por cualesquiera razón, momifica de manera natural a los enterrados. No se les ha embalsamado, ha sido un proceso natural:
A los mexicanos les encanta, su culto a la muerte es proverbial, pero yo tras hacer esta foto me salí corriendo.
Eso no es obstáculo para que Guanajuato sea una de las ciudades más bellas de México:
Además de ser de las más hispanófilas, como se puede leer en esta placa:
Y todo eso aunque en el estado de Guanajuato es donde empezó  la lucha por la independencia de México. En concreto, en Dolores Hidalgo, donde el 15 de septiembre de 1810 el cura Hidalgo lanzó los famosos gritos ¡Qué viva México!, etc:
Pero bien, ya estuvo bien de batallitas que no tienen nada que ver con el tema. Aunque terror, sí hubo, sí.
En fin, os voy a dejar con el relato anónimo de terror, que espero que os disguste, como debe ser:
VIAJE AL CENTRO DE LA TIERRA
Un negro terror me invade. La negrura me cerca, me rodea. La oscuridad invade todo mi cuerpo, mi cerebro, mis músculos, mis nervios. No puedo moverme, el miedo me paraliza. La angustia me atenaza y no me deja casi respirar. Siento un olor nauseabundo, tiemblo.Estoy en las profundidades de la tierra. Siguiendo las instrucciones de Arne Saknussem penetré por el cráter del Sneffels en Islandia. Fue un descenso vertiginoso en medio de la oscuridad y la humedad. Un suelo resbaladizo e irregular descendía en fuerte pendiente. Se notaba que había sido la chimenea del antiguo volcán, afortunadamente apagado desde hace muchos años. Cometí el error de ir solo, con mi linterna y una mochila por todo equipaje. No sé cuanto tiempo ha pasado, arrastrándome por estrechos pasadizos, caminando casi a ciegas sin saber que dirección tomar ni encontrar el camino de vuelta, perdí la brújula al tropezar en un saliente de la pared de roca. He visto cosas que no podríais ni imaginar, sombras de monstruos, lagos bajo la tierra, cegadores relámpagos en las cavernas… y ahora estoy aquí, no sé donde me encuentro, mi lámpara no funciona, no veo, fuertes y ensordecedores truenos sacuden mis oídos. Los truenos, ahora se repiten con mayor ritmo. Siento como si oyera una voz, pido auxilio. En esto, la voz se hace más clara:
-¡Salga ya! ¡lleva media hora encerrado!
¡ñíú“”ó¡áéóáó

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