Este verano mis lecturas serán mas calmadas, a menor velocidad y menos abundantes, leeré menos y haré mas. Acabaré la caza del carnero de Murakami, reeleré algún tomo de la saga Blacksad para darme una dosis de género negro en este verano, y también escribiré menos. Volveré a la playa, que ya hace años que no se me ve por ninguna, y me he cansado de que mi piel sea la candidata perfecta para un anuncio de lejía Neutrex. El cuerpo me pide que lo ejercite, que lo mueva bajo la cálida caricia del sol. Una caminata de varios kilómetros con la mochila a cuestas hacia un paraje rural de pequeño tamaño, y que tenga playa, eso es lo que pide el cuerpo en estos días, sin blog, ni twitter ni aparatitos.
A pelo, tirar la ropa al suelo al calor de la luz, sentir la tierra bajo los pies y tirarse entre la hierba, sin un libro, iba a decir, pero no, uno, uno pequeñín , a ser posible de poesía, y corretear por ahí un poco a lo loco, que a veces hace falta.