Gracias a esta característica, los primitivos seres humanos tenían la facultad de identificar aquello que les era de necesidad o les preocupaba: peligros, seres mitológicos que representaban fuerzas de la naturaleza, etc. Y así, de esta forma, abstrajeron y sintetizaron en símbolos todas aquellas cosas de su entorno natural que eran capaces de interpretar. Con la intención de enfrentarse con mayores garantías a la gran cantidad de peligros del durísimo mundo prehistórico en el que la especie humana comenzó su andadura, los seres humanos se dispusieron a organizarse alrededor de tótemes, que representaban para ellos todo aquello gracias a lo cual lograban sobrevivir un día más. Con esta forma de representar e intentar comprender a la naturaleza, esta tenía por fin a alguien que le escuchara y que poco a poco, empezaba a entenderla.(1)
Considerando el concepto «nación» como un concepto evolucionado de tribu con similares elementos identificativos, la lengua es también uno de ellos y de las que más reacciones suscita entre los miembros del grupo en cuanto la ven «atacada». Reacción que como se puede comprobar parece que ha perdurado en la memoria colectiva, y que se hace notar en aquellos colectivos que viven sujetos fuertemente a su pasado.
Paradójicamente, a pesar de su origen, una lengua adquiere mayor importancia por cuanto es capaz de transcender de su carácter local y sirve como herramienta de comunicación de pueblos, razas y culturas distintas. Es de esta forma como acaba perdurando en el tiempo y como una lengua se expande geográficamente: por su universalidad.
Desde la antigüedad hasta la actualidad
¿Que determina el éxito de una lengua?. Pregunta muy ambiciosa la que enfrentarse. En principio, se puede suponer que cualesquiera lenguas que cumplan las características citadas son teóricamente iguales. Pero en la práctica vemos que no todas lo son, por diversas causas:
- El número de hablantes.
- La existencia dentro de entornos sociales distintos.
- El desarrollo histórico y político.
- La existencia de una literatura importante.
Desde el momento en que una entidad política decide sobre un símbolo tribal, puede hacerlo para superar esa forma de organizarse basada en el miedo hacia peligros externos, con imaginarios enemigos acechando por doquier; hacía otra basada en otros conceptos más racionales. No siempre se hace bien, ya que generalmente, el poder político se ha limitado a imponer su criterio particular, no necesariamente mejor que cualquier otro.
O puede hacerlo para todo lo contrario. Hacer uso de las herramientas políticas que un sistema ofrece, para difundir la supuesta existencia de enemigos externos al mismo, estimulando el miedo tribal atávico de los seres humanos. De esta forma, lograr que se reúnan imaginariamente convencidos de alcanzar la seguridad, alrededor de un tótem adecuadamente escogido, como una lengua local. Y así, obtienen además el apoyo necesario que esas herramientas políticas requieren dentro del sistema, para su beneficio.
(1) Arsuaga, J. L., "Capitulo 9. Y el mundo se hizo transparente", El collar del neandertal: en busca de los primeros pensadores. 8ª ed. Madrid: Temas de Hoy, 1999
Nota: este artículo ha sido modificado y reeditado. La anterior versión está aquí.