Revista Talentos

Lentejas

Publicado el 29 noviembre 2023 por Aidadelpozo

Las lentejas no son santo de la devoción de una de mis hijas. Es escuchar "lentejas" y le cambia la cara. Hacía siglos de no comíamos lentejas en casa por no verla de morros y ayer se me ocurrió hacerlas, entre otras cosas porque tenía la nevera tiritando y porque hace un frio que pela, por lo que un platito de lentejas nunca viene mal con el termómetro rozando el cero. A mi otra hija y a mí nos han sabido a gloria y la intolerante a las lentejas las ha aguantado en esta ocasión, afirmando incluso que no estaban mal. Hoy en día las lentejas son un plato socorrido en tiempo de frío y de escasez. Y es que esta puñetera crisis y la subida incontrolada de los precios están tocando la moral de la gran mayoría de familias en España. Hay que comer, hay que ir a trabajar, hay que encender la luz, hay que calentarse. Un plato de lentejas es el ejemplo típico de lo que viene siendo llenar la barriga cuando las vacas vienen más que flacas, famélicas. Porque son ricas y baratas. Un puñado más, y come otro, como hacían nuestras madres con el caldo de la sopa añadiendo más agua y más fideos. Ahora hacemos igual con las humildes y socorridas lentejas. Hoy he ido a comprar y no había sopas de sobre, de esas de un euro que sirven para que cuatro personas coman un primer plato de pega, pero que llena y calienta la tripa. Mercadona anuncia por megafonía que puedes donar dinero en caja y ellos lo convierten en alimentos para los más necesitados. No hay sopas de sobre y veo innumerables carros con poquito y de lo "barato". No hay gente en la pescaderia y ni siquiera la hay echando un ojo al congelado. Tampoco veo sonrisas.
Yo he comido lentejas porque me apetecía y prefería cuchara a arroz blanco con tomate y huevos fritos y también porque soy de estirar la nevera por la pereza que me da ir a la compra desde la pandemia. Eran lentejas o arroz blanco porque el amarillo con pollo y verdura (no osaré insultar a ningún valenciano llamando de otra forma al arroz con cosas) ya lo comimos el lunes. He comido lentejas porque hace frío y sientan bien. Hay quienes comen lentejas porque no pueden comer otra cosa. Mi madre las acompañaba de tortilla de patata pues antes, como no hubiera segundo plato en la mesa, ardía Troya, ya que los niños estaban en edad de crecer, oye.
Hoy no todo el mundo come dos platos, hay quienes ya no cenan y no por dieta, no, por puta obligación. Porque las facturas pesan, el bolsillo anda justo y al estómago igual se le puede acostumbrar, vete a saber, que algunos hablan ya de dieta intermitente como panacea de vida saludable. Y, mira, que yo lo compro si, a la hora de comer, uno tiene un buen plato en la mesa y no la sopa de sobre que no había hoy en Mercadona.
Yo comí lentejas y mañana también, que ha sobrado un plato y no están los tiempos para tirar nada. Que ya tirados tenemos los españoles de a pie la sonrisa, la paciencia y el ánimo, como para que vaya al cubo de la basura un buen plato de lentejas.

LENTEJAS

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