No hacía mucho tiempo había perdido el apoyo de Ludovico el Moro, quién había sido hecho prisionero por Luis XII de Francia, y para colmo tampoco en Florencia recibía peticiones de encargos. Decidió entonces presentarse ante el temido César, hablarle de sus dotes para la arquitectura y exponerle los proyectos de ingeniería de los que se había alardeado ante el Duque de Milán, pero que jámas había puesto en práctica; logícamente, no olvidó citar su agudeza para la pintura, la música, la anatomía e incluso reveló que se le daba muy bien organizando espectáculos, fiestas y mascaradas.
César Borgia
Pese a que aún no había hallado al gran protector que respaldara sus propósitos, cierta fama le precedía, y César no se lo pensó dos veces en contratarlo como arquitecto e ingeniero general. Para él realizó notables obras como el proyecto del canal de Cesena a Porto Cesenatico o el plano de Imola, y no dudó en aportar su ingenio para mejorar la eficacia militar del duque Valentino, diseñando catapultas y plataformas inclinadas con las que acceder de manera más eficiente a los bastidores sitiados.
Bibliografía:
Revista Memoria, la historia de cerca. Número XX, julio y agosto de 2009.