Revista Diario

Leonora Carrington

Publicado el 17 octubre 2015 por Rocío @catpeoplees

Leonora Carrington la novia del viento

He llegado a Leonora – Elena Poniatowska, 2011 – de la mano de un susurro. De un viento imperceptible entre mujeres y causalidades que arrancó leve y silencioso de una clase de Historia de la Fotografía en la Facultad de Comunicación. Hablábamos de Tina Modotti, mirábamos su fotografía.

Lucía Messeguer por Tina Modotti

Fue también una mujer, de acento atlántico y sur, la que saltó de la fotografía a la literatura hasta llegar a Tinísima. Gracias María del Mar.

Pienso que algo quedó grabado en mi memoria dos años después y añado a la ecuación un apartamento alquilado demasiado pequeño como para seguir atesorando libros propios.

Es verano y he descubierto una pequeña biblioteca detrás de casa. Allí, a diferencia de la Gran Biblioteca, no tienen Tinísima, pero las estanterías solitarias y letradas me ofrecen sus libros. Escojo Leonora, también de Elena Poniatowska y descubro su literatura al tiempo que me cautiva con la fuerza de sus personajes.

Leonora - Elena Poniatowska - Seix Barral 2011

Lenonora

Ha llegado Leonora y leerla es mirar de cerca para redescubrir la historia de las vanguardias, la modernidad; es mirar de cerca para enamorarnos de nuevo. Es adentrarse en el género femenino, de una forma íntima y, sin embargo, universal. Es desafiar a las normas, a las convenciones; es luchar, mirar, enloquecer, trotar… siempre hacia delante.

Autorretrato de Leonora Carrington

Leo Leonora, respiro a Leonora… la cojo de la mano y galopamos juntas.

- Leonora, ¿Por qué me contaron que aquí todo pertenecía a los hombres? –Leonora no responde porque un gato se acerca y escuchamos juntas su ronroneo como si allí estuvieran todas las respuestas…

-  ¿Y los gatos, Max, qué pasó con los gatos?**

-  A quién le importan los gatos. **

FIN

Leonora pintora Surrealista

Historia sin mujeres

Pocas veces en la universidad estudiamos la importancia de las mujeres en la historia. Descubrí las vanguardias cuando estudiaba Arquitectura y ya entonces me atrapó el Movimiento Surrealista, pero nadie me habló de las mujeres que aparecen en las fotos, de las pinturas, de los collages; y si alguien lo hizo, como meros accesorios nos las mostraron; las mujeres en las vanguardias no hablan, no son; posan y se vuelven invisibles en un mundo de hombres, al-lado-de. Son musas que el tiempo y los propios hombres, aquellos que abrazaron, transformaron en musarañas.

De Leonora me quedo con su fuerza, con su fragilidad; su amor por los animales, su pasión por la pintura. Con sus edades y sus múltiples vidas. Con su vida. Y no, no podría resumir Leonora, hay que dejarse arrastrar por su viento, por el torbellino de sus rizos negros. ¿Y si fuera una flor? ¿Por qué ya nadie enloquece como ella hizo a causa de las guerras?

Leonora Carrington - Pinturas

Me aterra que haya historias tan auténticas que puedan llegar a perderse. Admiro a Poniatowska, por devolver a la mujer su sitio en la historia. Me duele que nadie nunca me hablara de Las Sinsombrero cuando en Literatura estudié la Generación del 27; que nunca estuvieran en mis libros. Las descubrí en un artículo de El País gracias a Elvira Lindo, a la que envidio por escribir también artículos como éste: Las palabras hieren.

Mujeres con historia

Y por eso creo en la importancia de que las propias mujeres escribamos también sobre las mujeres que nos inspiran, que nos marcan, que nos enseñan. Aquellas que son modelos más allá de una imagen. Porque sobre tacones, las mujeres, incluso hoy, parecen condenadas a pasar por el mundo de puntillas y a ser calladas hoy con insultos, borradas mañana con silencios. Agresividad e indiferencia parecen ser las dos únicas respuestas a nuestro género. Por eso es necesario que las mujeres escribamos, reescribamos la historia. Nos rebelemos contra ella.

Leonora Carrington, Elena Poniatowska, Elvira Lindo, Mary Beard… gracias por luchar porque lo que nos pertenece no nos sea arrebatado en un sistema que constantemente nos relega, en el mejor de los casos, a papeles secundarios. Ya es hora de cambiarlo.

Por cierto, mi pequeña biblioteca también tiene nombre de mujer: se llama Rosa Chacel, y sí, me encanta la coincidencia.

** Pregunta y respuesta de un diálogo en el libro Leonora de Elena Poniatowska.

Leonora Carrington


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