Les Guetes

Publicado el 18 agosto 2010 por Jmbigas @jmbigas
De acuerdo al Diccionari de la Llengua Catalana del Institut d'Estudis Catalans (http://dlc.iec.cat/results.asp?txtEntrada=gueto&operEntrada=0) , la expresión gueto ó gueta (en femenino) (en su segunda acepción) significa "de edad avanzada", o en catalán coloquial (traducido al castellano coloquial) podría significar "mi viejo" o "mi vieja" (por padre o madre).
Guetes es el plural de gueta.
(Cinco o seis guetes, con el marido de una de ellas. La foto está posterizada, para que resulten irreconocibles. JM Bigas, Canadá 1991).
Mi padre sólo utilizaba la palabra en su versión femenina, gueta o guetes, y siempre le daba el sentido de solterona (fuera de media edad o de edad más avanzada). Realmente, y siendo algo cruel, en general entendía por gueta a una mujer no joven, para quien la aparición de un hombre que pudiera interesarse por ella es un sueño recurrente pero una casualidad remota. En la práctica, una gueta puede ser soltera, o quizá viuda, pero difícilmente separada o divorciada, aunque esto está cambiando en los tiempos modernos. Y muy raramente tiene hijos.
Coincidir en un viaje con un grupo de guetes puede ser una bendición o una maldición, pero muy difícilmente resulta indiferente.
Las guetes acostumbran a moverse en pequeños grupos (dos, tres, cuatro), y ello es debido a que, a pesar de soñar en que van a conocer al hombre de su vida en este viaje, son tan conscientes de la dificultad del empeño que prefieren traerse la compañía de casa.
En 1989 pudimos visitar Noruega, desde Oslo hasta Nordkapp (el Cabo Norte). En el grupito de españoles que compartimos ese viaje, venía un grupo de cuatro hermanas, todas guetes, la más joven de sesenta y pico, setenta y algo la mayor. La mayor era la jefa de grupo, y sus movimientos asemejaban los de la clueca seguida de sus polluelos. La más joven le ponía ojillos a mi padre.
Por su apariencia y su actitud, permanentemente beligerante, fueron rápidamente bautizadas por los demás como "Ses Virtudes".
El mayor placer que obtuvimos los demás fue cuando la distribución absolutamente casual de la ubicación en el barco de la Hurtigrüte, las llevó a dos camarotes interiores junto a las máquinas. O cuando al guía se le olvidó comentarles que por la noche había cena con el capitán, y las cuatro ya habían empaquetado los vestidos de fiesta en la maleta. Porque sí parece que llevaban de eso.
A veces, las guetes acompañan a algún pariente con situación familiar más diáfana, como a una hermana con su marido, o actúan de tieta con posibles de una sobrina jovencita.
Pero lo más habitual son los grupos homogéneos de cuatro guetes (dos habitaciones dobles; hay que ser prácticas). En época de vacaciones, se las puede ver por cualquier ciudad de Europa (o del Mundo, si a eso vamos).
Al caer la tarde, buscan la terraza de algún café, donde tomar algo antes de cenar, y charlar de sus cosas. Siempre existe una jerarquía entre ellas, definida por la que tiene un empleo de mayor nivel, o la de más posibles, o la que más ha viajado, y parece estar de vuelta de muchas cosas a las que ni siquiera se asomó, probablemente.
Hay una que es la que lleva la conversación, ante el mutismo afirmativo de las demás. A menudo se ajuntan con otros grupos más numerosos para cenar conjuntamente, pero luego hay casi siempre algún problema al pagar la cuenta, porque ellas nunca beben vino, no vaya a ser que les haga perder la cabeza.
Yo estaba cenando solo en una terraza en Estrasburgo, en Agosto de 2006. En una mesa próxima se sentaron cuatro guetes con un macho, que sería, seguramente, compañero accidental en un viaje de grupo. El hombre, que parecía mucho más atento a sí mismo que a cualquiera de las cuatro mujeres, o al conjunto de las cuatro, apenas seguía la conversación. Pero las cuatro rivalizaban para llamar su atención de un modo que llegó a parecerme patético. Menos mal que un Pinot Blanc bastante apañado me mantuvo distraído.
(Foto posterizada de cuatro guetes y un hombre. Strasbourg, Agosto 2006).
Recientemente, estaba yo en la terraza del Café Français de la Place Pey-Berland de Burdeos, cenando una carne excelente, acompañada de un Pessac-Léognan de escándalo. En una mesa próxima, no habilitada para cenar, sino sólo para tomar algo, se sentaron cuatro guetes. Pidieron alguna cerveza, u otra cosa, no lo recuerdo bien. Una de ellas, que parecía de origen sudamericano, era claramente la que había viajado más, y estaba instruyendo a las demás, que la escuchaban con reverencia. El grupito posiblemente se había formado en el autocar, durante el viaje.
Lo que siempre me he preguntado es, ¿cómo distinguirán una ciudad de otra? ¿por lo que pidieron en la terraza del café? ¿si era el martes, eso era Bélgica?.
Si os sentís guetes, perdonadme, porque la caricatura me salió, sin duda, bastante cruel. Si os encontráis a un grupito de guetes en algún viaje, juntaos con ellas para lo que os interese, siempre que no haya conflictos de dinero, que esté siempre claro este tema. Pero son excelentes compañeras de viaje, salvo en el formato, claro, de "Ses Virtudes". Suelen ser conversadoras atentas, y un público excelente.
Pero si os enamoráis alguna vez de una gueta es que, definitivamente, no tenéis alma de solitarios.
JMBA