La vida se compone de cubos. Consiste en ir asentando unos sobre otros, y ladrillo a ladrillo, cubo a cubo, forjar un edificio para quedarse a vivir. Todo empieza desde abajo, y a medida que pasan los años construimos un nuevo piso, un nuevo cubo que sustituye al que se ve inundado por el tiempo, anegado por el océano insondable de la memoria. Seguimos trepando en la escala de la vida, en la que cada peldaño nos lleva al cubo superior. Y al final, el único modo de sobrevivir en este mar de belleza y sufrimiento, es bucear en los recuerdos. Ésos sobre los que, sin darnos cuenta, hemos sustentado nuestros días. Nuestra casa. Nuestra vida.
La maison en petits cubes, cortometraje ganador del Oscar en 2009.