Ahora que estamos empezando un nuevo año, y que yo no estoy en condiciones de mostrarme original ni cuerdo, voy a publicar el que fue MI PRIMER ARTÍCULO EN ESTO DE LOS BLOG. Publicado en el blog DE COCÓ hace ya más de un año.
Heme aquí.
Quedaría estupendo dejar así la presentación y quedarme fino, con el ojete picueto picueto. Pero las escasas normas de cortesía inculcadas por mis progenitores y la deferencia que profeso al dueño y soberano de este blog me obligan a sacrificar el dramatismo en pro de una presentación adecuada a las necesidades de cualquiera que desee leernos. Así pues, lo primero, antes.
La idea de participar aquí como colaborador surgió hace ya algunos meses en tierra extranjera y ¡cuánto más fácil suponía pensar en ello cuando el ordenador más cercano estaba a, bufff, a... bueno no muy lejos pero había una maldita cuesta en medio y a mí se me da fatal falar portugues!
Pero el tiempo pasa y a medida que las insinuaciones de Coco se hacían más intensas mi misfortunio aumentaba. Al final, no teniendo más salida que hacerlo o escurrir el bulto cobardemente, decidí ponerme a ello. Para conseguir fuerzas acudí a mi endocrino, quien me sometió a estricta dieta y me cambió los terrones de azúcar del café por pelotas de sodio. Tras esto tan sólo necesité una hora de inspiración y dos semanas de quirófano para decidir incluirme entre los retazos de la perturbada cabeza de un yogur de sabores. Lo que, he de decir, supone tanto un honor como una soberana putada. Y es que cuando hay un estándar a cumplir puede suceder que la pluma se ponga en huelga de punta caída y la inspiración se disipe como por arte de magia. Y así, momentos antes de la culminación de un artículo o una opinión, la prosa se interrumpe con gran disgusto por parte del lector y tremenda vergüenza por parte del literato. O peor todavía, la extrema necesidad de descargar las ideas propias puede dar lugar a que sean vomitadas en tan sólo tres míseras líneas, dejando al lector pensando ¿Ya? Al menos la etiqueta del champú me dura unos minutos. Por todo ello pido un poquillo de paciencia.
Que es mi primera vez.