Revista Literatura

Libando deleitosamente

Publicado el 30 abril 2014 por Calvodemora
Descreo de todo lo que viene patrocinado, pero ya nada se salva del influjo del negocio, nada se libra de la voluntad del dinero. A K. le fascina la posibilidad de escapar absolutamente del dinero. Se le ocurren pocas salidas dignas, de acometida sencilla y de trayecto fiable, noble. En ninguna de esas posibilidades podría seguir yendo de bares, ni enganchándose a diario a su facebook para ver quién está por ahí y, sobre todo, qué dice. Está K. de sobra al tanto de esa utopía en la que no coger el móvil podría suponer un cierto triunfo al sistema, sea eso del sistema lo que fuese. Yo mismo me he levantado hoy y, nada más ocuparme del aseo y de organizar el trabajo de hoy, he mirado por la red qué dicen los otros. Son los demás los que nos tienen a salvo del tedio. Quizá todo sea una trama invisible en la que somos espectadores investidos con los atributos de la inocencia o de la ignorancia. Y ya que no podemos salir de este imperio del negocio, patrocinando todo lo que se mueve y todo lo que está quieto, está bien hacerse plácidamente a la idea de que tiene su interés el negocio. Más vale estar al día, conviene K., después de dialogar consigo mismo durante un buen rato. Importa saber que Cristiano Ronaldo lleva 16 goles en la Liga de Campeones de este curso. Récord absoluta. Irrelevancia total. Saber que han canonizado a dos jefes de la iglesia. Indiferencia absoluta. Saber que David Fincher ha hecho una película del libro que estoy acabando de leer (Perdida, Gillian Flynn, 2013). Fascinación absoluta. Que vamos así, cogiendo de aquí y de allá, libando deleitosamente, en la saludable confianza de que el mundo (insisto en esto) está bien hecho y gira en armonía dentro del ajeno cosmos. 

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