Así, con efusividad, con regocijo, como de quien ha visto a una persona que le apetecía mucho ver y que quiere achuchar (o "apapachar" como dicen por tierras latinas, que me encanta esa palabra, la voy a adoptar 😍).
Te giras esperando ver una cara conocida.
Y hete aquí que la miras y no tienes ni puñetera idea de quién es. Pero ni sonarte oye 😳
Respondes al abrazo, a los dos besos y a la sonrisa con la misma alegría por supuesto, mientras tu cabeza marcha a la velocidad del AVE intentando reconocer a esa amable personita que tan contenta se ha puesto de verte.
Si tienes suerte, es ella la que inicia la conversación, a la que tú vas contestando con monosílabos rezando porque en algún momento diga algo que te de la clave definitiva para decir: "¡Aaaaahhhhh! ¡Lo tengo!"