Concluye el estudio “Abuelos y abuelas… para todo. Percepciones en torno a la educación y el cuidado de los nietos”, realizado por la Federación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD) y Obra Social Caja Madrid, que los abuelos se sienten utilizados en la sociedad actual. Que su papel de “malcriadores” de los nietos ha dado paso, con la incorporación de la mujer al mercado laboral, a otro bien distinto de “educadores”, y que ello les hipoteca el tiempo de vida que -teóricamente- debería ser lúdico y relajado.
Estoy totalmente de acuerdo con estos mayores. Han pasado penurias cuando niños -la mayoría sufrieron la posguerra muy jóvenes-, han criado a duras penas una media de tres o cuatro hijos (los hay que incluso más), han soportado -porque eran otros tiempos- un matrimonio “para toda la vida” que no siempre resultó feliz, y cuando por fin consiguen llegar a la jubilación y disfrutar de algo de tiempo para sí mismos (aun con una escuálida pensión), se les presenta el compromiso moral-social de criar a sus nietos, bajo amenaza de disgustos con sus hijos, si tan siquiera lo cuestionan…
Creo que un matrimonio que trabaja fuera de casa -porque también hay mucha labor dentro- debe disponer de un presupuesto para el cuidado de su prole, que habría de ser fijada en función de su nivel económico y sus posibilidades, máxime si se piensa en los abuelos como apoyo constante. Hay hijos (sobre todo hijas), que dan por sentado y sin consulta previa, que tras la baja maternal será su madre o suegra quien se encargue de su bebé… y ni se plantean compensar esa tarea con una mínima retribución material porque… ¡¡es familia!! mostrando con ello un rostro marmóreo a prueba de bombas.
En su día, yo no vi apropiado ni justo delegar en mi madre el cuidado de dos gemelas recién nacidas, al tiempo que ya se encargaba de atender a su madre anciana. Tampoco me apetecía dejarlas tan pequeñas en manos extrañas, de modo que abandoné mi trabajo… en el exterior, para no descansar un segundo en el interior. Jamás me he arrepentido de ello, si bien el precio a pagar sigue resultando elevado. No sé qué hubiera hecho de tener un solo hijo, pero seguro que tampoco hubiera “utilizado” a mi madre al 100%. De hecho, ella sabe que la crianza de mis hijas ha corrido por cuenta de mi marido y mía, salvo salidas excepcionales, y me siento muy orgullosa de ello. No me gusta que abusen de mí, y por tanto jamás intento hacer lo mismo con los otros; mucho menos si son de mi familia.
Hasta hace un año, más o menos, no hemos vuelto a hacer vida social propiamente dicha, JJ y yo. Siempre nos hemos resistido a dejar a las niñas con su abuela (materna), por no molestar demasiado (eran dos para todo), y salvo cada 8 de diciembre y pocos días más de salida en pareja, todo lo hemos hecho siempre los cuatro juntos. Y ha ido bien: tenemos un par de adolescentes responsables que aún no conocen lo que la mayoría de sus amigas tienen más que probado… y es por decisión suya. No lo habremos hecho muy mal.
Los abuelos están para pasar tiempo con los nietos, pero con los nietos ya educados de casa, a los que ellos sólo tengan que entretener con sus historias, sus cuentos, sus meriendas y sus paseos… cuando les venga bien y sea oportuno. No seamos egoístas, porque como bien dicen ellos -y no andan descaminados- ”cuidamos a nuestros hijos, cuidamos a nuestros nietos y sospechamos que nadie va a preocuparse de cuidarnos a nosotros”.
No es una lección moral la mía, tan sólo es un ejemplo personal. Sé que la mujer no lo tendrá fácil nunca, haga lo que haga, y no se la debe juzgar en soledad. El hombre también es responsable de las decisiones a tomar… pero pienso que hay que tener en cuenta otras opciones, antes de decidir la vida de quienes nos dieron la oportunidad de elegir. Ellos no pudieron hacerlo entonces, y siguen sin poder hacerlo ahora…