un día solté mi alma, de la cadena infame de mi ser
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el tiempo que peregrinó lares desconocidos
yo ni noté su ausencia
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al volver me contó sus peripecias:
"Lo ví todo, el mundo y tú en él. Los cielos que no
se agotan con la distancia. Los astros. Y aunque no
creas, el mismo infierno, un horno de fuego frío,
donde los ayes se convierten en música para almas
que pasan suspendidas como fuegos fatuos por
sus inmediaciones"
.
-No me dices nada nuevo, le espeté.
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"No subestimes un alma, que aunque tuya, es un ente
que tiene algo más que vida"
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"Ahora tengo conocimiento de todo lo que no es
material y tangible".
"Sé que algunos deseos se convierten en una fe ciega"
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"Ni dios ni el amor existen"
"Pero para que quebrar el frágil cristal de tu ego,
que no admitirá jamás ser víctima de autoengaño"
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"Soy tu alma, no tu albedrío, así que cree lo que quieras creer"
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Mi silencio fue el umbral del último encuentro que
tuve con mi alma.
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Cuando siento un dolor profundo, pintado de tristezas,
se que es ella, que aunque sabia, es tan humana como yo.