El 27 de mayo, Marcial Candioti, de nuevo premiado (ejemplar bloguero, media pampa argentina podría cubrir con los merecidos reconocimientos que ya ha recibido), volvió a acordarse de este brumoso blog incluso cuando luce el sol.
-Ignoro si hoy luce el sol en Buenos Aires, Rogelio. Mira a ver qué ves.
-Veamos... Según lo que yo veo, jefe, hoy, en Buenos Aires... ¡Ya está!
-¡Cómo que ya está! ¡Qué información es esa, ciego!
-Que ya no veo, amo, que ya estoy, de repente, en modo invidente a tiempo parcial.
-Mira que es raro lo tuyo.
-Raro, raro.
Y el 1 de junio fue la dulce quien también miró hacia acá desde el mismo allá de Marcial.
Gracias, Irlanda
-¡Teo!
-¡Con la modelo estoy, señor José, y acuérdese de lo que cobra por cada minuto de su desnudez!
-¡Como no apruebes en septiembre...!
Miraré yo, qué remedio... Según el mapa este, hoy, en Buenos Aires... No, ya no hace el frío que hizo.
-¡Blanca!
-En la playa, jefe.
-¡Irina!
-Con ella en la playa, amo.
El 3 de junio, la generosidad de Marcial Candioti me regaló un ordenador...
-Que no, jefe.
-Córcholis, qué bien ves hasta cuando no ves, ciego. Dices bien, no es una estrella fugaz, es...
-Piensa en los enamorados, amo, sé pío.
Ya hay constancia en este blog de que mi rollo no es fácil de desenrollar (y me remito al diálogo anterior y a las desconexiones precedentes, sin ir más lejos), pero gracias, Marcial.
El 27 de junio, un día después de mi sexagésimo primer cumpleaños, , alias Antonio Caro Escobar, me regaló una botella de anís de La Asturiana, su presencia siempre agrada, y...
-Que no, amo.
-Recórcholis, dices bien, ciego; no es un gigante, es un molino de viento. Qué ojos los tuyos, secretario primero mío.
Gracias, Antonio
-¿Premiamos nosotros ahora, jefe?
-Venga, que no se diga que no salimos nunca a pasear de blog en blog.
Y tu blog (sí, sí, el tuyo, colega)VUESTROS SON LOS CUATRO RECONOCIMIENTOS Y, DESDE MI LIBERTAD, LIBRES SOIS PARA HACER CON ELLOS LO QUE ESTIMÉIS OPORTUNO