Liderazgo es influir positivamente alrededor

Actuar como un líder es tan fácil como dejar de desmotivarse a sí mismo con la forma de pensar y a los otros con lo que decimos.

¿Qué es un líder?
El tipo de liderazgo no es institucional, sino personal. El sentido de responsabilidad, de capacidad de dar respuesta a nivel individual, es fundamental. Cuando tú te das cuenta de que puedes hacer cosas, independientemente, por ejemplo, de la posición jerárquica que ocupas en una organización, y ves que influyes positivamente a tu alrededor, estás actuando como un líder.

El problema no es el lugar donde estamos, sino la forma de pensar en relación con el lugar donde estamos.

Dicho así suena sencillo, entonces ¿porqué no asumimos todos esa actitud?
El tipo de vida que llevamos genera mucho distrés. Este, a diferencia del estrés –que es un elemento necesario para salir de la zona de confort y experimentar crecimiento–, es destructivo. La presión que genera el distrés hace que sintamos emociones francamente destructivas, como la ira, la sensación de frustración, de desesperanza, de preocupación angustiosa... En este sentido, toda persona que quiera generar una actitud positiva a su alrededor debe entrenarse en una serie de habilidades, a veces tan sencillas como honrar su palabra. Es decir, que haga lo que dice.

En líneas generales, ¿qué actitud nos ayudaría a estar motivados?
Lo primero es preguntarse qué hay que hacer para no estar desmotivados. El papel de víctima no sólo no genera a nuestro alrededor lo que queremos hacer, sino que impide que recursos que tenemos dentro de nosotros se expresen. Por otro lado, una comunicación mucho más auténtica, donde nadie posea la verdad, donde las personas intenten comprender, aunque no estén de acuerdo, favorece mucho la motivación. Igualmente, debemos reflexionar sobre lo que creemos que transmitimos y lo que transmitimos de verdad. Es decir, favorecer una conducta que sea mucho más congruente.

Y ¿qué podemos hacer para motivar a los demás?
La proximidad ayuda a generar un espacio común, donde todos ven que si se ayudan mutuamente pueden llegar más lejos. En un momento en que la sociedad promueve la incomunicación, hay que tener una comunicación más auténtica. Aceptar a las personas por lo que son y por lo que no son. Lo que no quiere decir aceptar conductas erróneas. Hay que separar muy bien lo que es la persona de lo que es su conducta. Se puede ser muy firme con una conducta pero muy respetuoso con la persona, no descalificarla.