Perdió las llaves de su propia vida. Le fue imposible el entrar de nuevo en ella y se quedó fuera, en el portal. Lo veían allí, esperando y buscando un resquicio por el que poder volver a entrar.
Un día se cansó de esperar y tratar de hallar lo inencontrable, y se buscó otra nueva vida en la que habitar, una menos cargada de ansiedad y angustias, una nueva vida que vivir, con mejores vistas, más soleada, y menos hermética. Las llaves de esa vida no las perdería ni las olvidaría.