Cuando el día amanece y el sol comienza a clarear todo, las estrellas se apagan, una a una, los pájaros comienzan a cantar saludando la luz, toda la naturaleza despierta…Muchos reciben este nuevo día con esperanza: van a reencontrar amores que partieron, van a festejar una victoria, van a realizar un sueño, van a cumplir una meta, están seguros de resolver un problema.
Otros no tienen siquiera la voluntad de levantarse de la cama para enfrentar un día más, que sospechan y creen hasta que será igual que los anteriores, sin color, sin brillo, sin ninguna novedad.
Lo importante es no desanimar nunca, no parar nunca.
Es preciso continuar, no dejar de andar.
La felicidad vive en el corazón que está en paz,
que ama a todos y a todo, que sabe perdonar y,
principalmente, que aprendió a esperar con confianza por días mejores.