Llegó al tiempo que llegó el sueño,
llegó sin sombreros, ni esperanzas,
llegó su voz diminuta,
su pena dentro de otra pena que ni sabía que era pena,
llegó sin avisar,
llegó agarrándose del ayer
de brazos abiertos y desesperados
intentando cobijarse en un calor que ya no existe
¿que hacer ?
¿que decirle al tiempo, cuando tiene heridas?
cuando sus gigantes de barro golpean en los suelos del alma,
llegó al tiempo que llegó el sueño,
llegó vestida de fantasma y asomada a su desgracia,
llegó desnuda de ser,
llegó hecha ramillete de agonías
vestida con mantos de olvido
llegó siendo ella más que nunca
tiritando en su decir,
encendiendo la última llama de luz
o tal vez acariciando su único lugar seguro
en donde poder ser,
llegó al tiempo que llegó el sueño,
no se si será soñada.