La Primavera acaba de llegar y ya está entre nosotros. No entiende de guerras, de terremotos ni de centrales nucleares. ¡Qué suerte...!
Puntual a su cita, acude cada año cuando la dureza del invierno se ha ido alejando para dar paso a un sol más generoso en las temperaturas. Es como un milagroso estallido de la Naturaleza en mil colores, formas y fragancias que flotan en el ambiente. Es, tal vez, la señal o la esperanza de que a pesar de tantos problemas la vida sigue ahí y su latido nos sigue acompañando...
El esplendor de las flores, acompañado siempre por el constante sonido de los pajarillos que resuena entre los árboles, sorprende a cualquiera con un mínimo de sensibilidad y la gratuidad de esta generosa donación puede llegar a conmover nuestro espíritu, aletargado en un mundo marcado por el "mercadeo" y el egoísmo. Es como un maravilloso "Libro" que se abre ante nuestra vista y nos deslumbra con su renovado espectáculo.
Quiero en esta entrada invitar a celebrar todo lo que hay de bello en este despertar de la Naturaleza, al que asistimos cada Primavera, y en los deseos del Ser humano, sensible y capaz de percibirlo, con un poema de Antonio Machado que dice así:
"Un libro de amores de flores fragantes y bellas, de historias de lirios que amasen estrellas; un libro de rosas tempranas y espumas de mágicos lagos en tristes jardines y enfermos jazmines, y brumas lejanas de montes azules...
Un libro de olvido divino que dice fragancia del alma, fragancia que puede curar la amargura que da la distancia, que sólo es el alma la flor del camino.
Un libro que dice la blanca quimera de la Primavera, de gemas y rosas ceñidas, en una lejana, brumosa pradera perdida..."
Al libro "Ninfeas", del poeta Juan Ramón Jiménez
Estas imágenes y este poema es un poco de lo que se puede decir de esta Primavera que acaba de llamar a nuestra puerta o cualquier otra, que tanto ha servido de inspiración en el mundo del Arte y la Literatura.