El 22 de febrero de 1939, llegó el día del último viaje, y como quien cumple una profecía, Antonio Machado Ruiz, herido de muerte por la barbarie de la guerra civil, desde el pueblecito costero de Collioure, partió ligero de equipaje, la dueña de la pensión Bougnol-Quintana les regaló una sábana para que envolvieran su cuerpo, también hubieron de donarle la sepultura.
Antes del mes de salir exiliado con su madre, que a los tres días fallece y reposa con él definitivamente, su hermano José y su cuñada, Matea Monedero, se convierte en "PALABRA EN EL TIEMPO".
" Hombre en el buen sentido de la palabra bueno" cumplió en sí las palabras dedicadas a D. Francisco Giner de los Ríos, su maestro, en la elegía que le dedica, "Lleva quien deja y vive el que ha vivido".
75 años después de aquel miércoles de ceniza en que nos dejó, España, y Collioure le han rendido múltiples homenajes a uno de los grandes poetas de la literatura española y universal.
Su verso sencillo "como las pardas sementeras" y profundo, su precisión en el lenguaje, su forma de escribir tan clara y sencilla, su mesura; nos lo hacen sentir, próximo, como un conversador lúcido y sereno, que vivirá como lo que es: Un cásico.