Era el último de los jefes de Estado en activo durante la Segunda Guerra Mundial que seguía con vida. También el decano de la realeza mundial.
Largo fue el destierro del monarca rumano -más de medio siglo-, dura prueba de vida que marcó irremediablemente (su) carácter taciturno. A pesar de que la caída del comunismo en Rumanía le permitió regresar a su país, donde estas últimas dos décadas ha disfrutado de la restitución de su título y de sus bienes, así como de una creciente popularidad que recurrentemente reabre el debate sobre la posibilidad de restaurar la monarquía.
El rey Miguel estaba emparentado con varias dinastías europeas. Entre sus familiares más allegados, la Reina Sofía, quien le consideraba su primo favorito. ] elmundo.es/