Me llamarán cenizo, aguafiestas veraniego y no sé cuántas cosas más. Pero necesito que llueva. Estoy hasta los mismos de este verano que dura ya casi 11 meses. Se me parte el alma de verlo todo seco y achicharrado. Ayer, abrí la ventana y me entró olor a humedad y recibí con toda la alegría del mundo unas nubes “posadas” sobre este norte. Llovió un poco, quizá unos milímetros por metro cuadrado. Pero algo es algo. En muchos años no habíamos vivido un invierno tan seco, consecuencia de ello: el atormentado estío incendiado que hemos sufrido (e igual queda por sufrir).
Si los alisios no visitaran las islas, si la orografía de Canarias no fuera como es, viviríamos constantemente en estaciones larguísimas de sequía, como en el Sahara o en Cabo Verde. Me pregunto muchas veces si los canarios seríamos como somos si no existiera esta circunstancias meteorológica. Yo desde luego habría sido emigrante. Porque esto ya no lo aguanto.
Quiero que llueva, ya.