Lluvias, crecidas e inundaciones ¿De quién es la culpa?

¿Por qué sorprende que cientos de millones de litros de agua avancen sobre las distintas ciudades del país? ¿Por qué, en vez de reflexionar, renacen las críticas de siempre? Es verdad que no se hicieron las obras necesarias para evacuar el agua. Es verdad que hace dos años se inundó Santa Fe por una lluvia de igual intensidad y hace 6 años por la crecida del río Salado. Pero también es verdad que la gente, las sociedades no aprenden de sus errores.
Que el cambio climatológico está ocurriendo no es novedad. El invierno cada vez dura menos. Los días de intenso calor se refleja con mayor asiduidad. ¿Sorpresa? No tendría que serlo. La forma de vida capitalista, en un 90% en la faz de la tierra, corrompe la naturaleza en grados muchas veces desconocidos.
Se dice que hace falta mucha inversión para obras necesarias para frenar a una naturaleza enojada, devastada y urgida de cambios. Cambios provocados por la negligencia, la avaricia y la falta de planeamiento de la humanidad. Los distintos gobiernos están preocupados en cómo no perder el caudal de votos, o mejor dicho, el poder que necesitan para gobernar. La oposición, más dispersa que nunca, no aporta soluciones claras, al contrario crítica en momentos de trabajo y solidaridad.
Entonces, ¿de quién es la culpa? Simplemente de todos. Hacernos cargo de qué hicimos como sociedad en contra de la madre tierra; tomar conciencia sobre el cuidado y la limpieza de los escasos, pobres y deficientes sistemas de desagüe y bombeo. Finalmente, el Estado (en todos sus estratos) deberá re formular la partida presupuestaria para de una vez y para siempre armar a las ciudades y prepararlas para lo peor.