Lo de la zona de confort

Publicado el 19 diciembre 2014 por Rizosa
Una vez tuve un novio que era el claro ejemplo de persona ambiciosa. De hecho, siempre recordaré la tarde que se puso serio y me dijo que la cajera del súper de su barrio, que llevaba ejerciendo esa profesión casi 20 años ya, le parecía una pobre miserable y que le daba pena. Que él creía que una persona que lleva una vida modesta, sin pocas responsabilidades laborales ni un sueldazo, viviendo en un pisito de cualquier zona residencial media, jamás podría saber lo que es la felicidad. Yo me callé, claro, porque pa qué le voy a decir nada ante ese chorreo de ambición sinsentido. Hasta que entonces concluyó, con brilli brilli en los ojos y una sonrisa enorme, que el sueño de su vida (su máxima aspiración) era tener un puesto de responsabilidad tan grande que el día de mañana estuviera en casa con su familia un sábado o un domingo y le llamaran para ir a la oficina, porque le necesitan urgentemente.Obviamente fue el principio del fin, como quien dice, porque esa escala de valores no se corresponde para nada con la mía. A mí me llaman un domingo para ir a la oficina y les canto Como una Ola por teléfono.
Pero en fin, a lo que íbamos. Lo de la zona de confort. El otro día, charlando con Gordi sobre el tema, vi esta foto que puso alguien en Twitter: 

Para quien todavía no se haya enterado, la "zona de confort" es algo así como la rutina, lo que hacemos cada día, el entorno en el que nos movemos normalmente y en el que nos sentimos cómodos, con sus cosas buenas y sus cosas malas. La cuestión es que todos los coach del mundo se han empeñado últimamente en obligarnos a salir de la zona de confort, asegurando que ahí dentro nunca prosperaremos, que las mejores cosas están fuera y que si no arriesgamos no ganamos nunca. Básicamente vienen a decir lo mismo que mi ex: que esa cajera se ha acomodado en su zona de confort y que, como nunca ha tratado de prosperar laboralmente, no alcanzará la gloria. 
Pero vamos a ver que yo me entere: ¿y si esa mujer tiene un trabajo QUE LE GUSTA? ¿Por qué a todos nos tiene que gustar tener un curro estresante, de alta dirección, con responsabilidades y un horario de 12 horas? ¿Y si no tiene hijos ni grandes cargas económicas y con su sueldo de cajera le da para vivir estupendamente? Igual no es caprichosa ni necesita vivir en un chalet, y es feliz con su pisico y sus ocho horas de curro al día porque tiene mucho tiempo libre. Puede que para llegar al curro tenga que tragarse a diario una hora de caravana, o que no pueda comprarse bolsos de MarcaFlús porque no le llega, pero que le dé igual porque le compensa. No sé, digo yo, eh.Y lo digo porque si a mí, hoy por hoy, me dicen que me ofrecen un puesto fijo de cajera, o de camarera, o de recepcionista, o de whatever, ganando mil euros más o menos,  PARA TODA LA VIDA, me lo pienso seriamente. Porque yo no sé mi ex, pero yo sí que sería feliz. Para mí, el trabajo es una mierda. Yo trabajo porque no me queda otro remedio para vivir, sabéis. Porque mi vida empieza cuando salgo por la puerta del curro, y no al revés.  Por eso, y siempre que no acabe el mes en números rojos, me conformo con cualquier puesto que sea agradable y me dé para vivir. Vaya, que podría ser feliz así. 
Obviamente podría vivir mejor, tener un ático, un coche mejor (lo siento, Martín) y más pasta para viajar, pero quién sabe si de esa forma no tendría menos tiempo libre para disfrutar de lo material. Quién sabe si yo estaría mejor o peor. Es lo que tienen las responsabilidades: más pasta suele significar también menos tiempo para ti. Más comederos de cabeza. Que nadie te paga más porque sí, a menos que seas Mariló Montero.
Yo no quiero salir de mi zona de confort por un "y si". Porque las personas ambiciosas basan su felicidad en lo material. Y lo peor es que siempre, siempre, siempre, puedes tener algo mejor. Si basas tu felicidad en las posesiones materiales, siempre querrás algo que todavía no tienes, y creo que nunca serás feliz del todo. 
Yo puedo ser feliz con lo que tengo, aunque no sea mucho. De hecho lo soy. Para mí la "magia" está en llegar del curro y sentarme con mi ovejo en mi sofá, (en mi sofá, no en uno de mis 24 sofás) a ver The Walking Dead mantita en mano.Y respeto a los ambiciosos que salen de su pecera para darse de hostias por un puesto de trabajo, o los que abren empresas en plena crisis, o los que se van a Qatar para prosperar. Lo veo maravilloso y les deseo toda la suerte del mundo.
Pero a mí que me dejen tranquila y canturreando en mi pecera pequeñita. Ya lo dicen en el anuncio: no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita. ¿Miserable? Pues miserable.