Lo malo…

Lo malo de ser muy mental, es la impresión de que al entender algo mentalmente debería ya poder aplicarse en la vida, quedar integrado, vivir según ello. Y no. Solo es eso, una comprensión.

Lo malo de ser muy racional, es que te cierras a la mitad de la vida. De las posibilidades. Una parte de lo que podría ser la realidad. Te quedas en el espacio que tú, como ser humano, con tu limitada y condicionada percepción -cuando hablamos del vasto universo-, puedes comprender y demostrar.

Lo malo de querer controlar, es la continua frustración con la que te encuentras al luchar contra toda una gama de posibilidades que la vida te brinda y poco tienen que ver con tus decisiones.

Lo malo de querer encajar, es lo complicado que es seguir siendo fiel a quien eres y lo que necesitas, ya es que este es un lugar que premia por unas muy concretas cualidades.

Vivir desde el sentir, abrirse, confiar, dejarse llevar y fluir con la vida tal y como es, sin embargo, es lo más complicado. No crecemos en un ambiente propenso a eso. Es difícil cuando creces desde el miedo, la inseguridad y la desconfianza. Cuando te cuentan que estás en un mundo hostil. Cuando te dicen que todo depende de ti y tus decisiones. Que la mayor vergüenza es equivocarse y decir algo que no es correcto o no está comprobado. El mayor pecado es pasarse de X. La mayor estupidez, confiar demasiado.

Es complicado vivir sin miedo, si has interiorizado en el muy recóndito inconsciente la idea de que tienes que ganarte el amor de los demás, y serás amada y aceptada por lo que haces y no por lo que eres. Que tienes que fingir para conseguir lo que quieres, o más bien lo que te dicen que necesitas. Porque el éxito es solo uno, te lo marcan, nunca lo defines tú.

Y se consigue intentando, forzando y engañando, no fluyendo y amando.

O eso dicen.

Pero si algo tengo es que soy observadora, y no me cuadra la publicidad con el resultado que suele dar.

Y otra cosa que tengo es que me gusta ir a lo difícil, así que si tengo que gastar energías en algo, que sea por lo último. Aprender a aceptar y vivir desde el amor antes que seguir el itinerario de vida exitosa. Algo en lo que no se me vaya la vida, sino por lo que valga la pena tardar toda una vida en aprender.