Albert Espinosa
Editorial Grijalbo
240 páginas
#prenda196
Albert Espinosa vuelve con una bella historia sobre los recuerdos, el perdón y el amor que transcurre el 23 de abril, el día del libro y las rosas, entre la ciudad de Barcelona y las islas de Ischia y Menorca.
Me ha encantado. Así, sin más. Y me ha removido tantas cosas... que escribo esta reseña el mismo día en que me he despedido de Rosana y Troy porque necesito que las emociones y los pensamientos, que surgieron en mí leyendo esta novela, sigan aún ahí para poder expresarme con mayor claridad. Lo mejor de ir es volver habla del amor y del odio, de las huellas del pasado, de la deshumanización hacia la que peligrosamente avanzamos... pero, sobre todo y ante todo, habla de PERDÓN. De cómo lo mejor de desandar nuestros pasos y enfrentarnos a nuestro pasado es volver al presente. Pero a un presente consciente, sin lastres viejos. A un presente de aceptación y reconciliación con nosotros mismos y con ese camino andado al que no queremos volver.
Rosana recibe la visita del robot al que deberá comunicarle su decisión y, juntos, emprenden un viaje a lo largo de la vida de Rosana que nos dejará un montón de reflexiones y citas que remarcar y recordar.
Una mujer con mucha vida y muy dura que, con la muerte a la vuelta de la esquina, nos hará reflexionar sobre la vida y lo que verdaderamente importa. Un androide que nos enseña que el amor transforma, que es el agua que mueve los molinos del río de la vida y erosiona poco a poco las rocas del cauce, que tiene un poder sanador... humanizador...
Poco más quiero y puedo deciros. Creo que es de esas lecturas en las que cada uno debe sumergirse, dejarse llevar y sacar sus propias reflexiones. Dejad que historias de este tipo os remuevan o incluso os incomoden, en la incomodidad está la evolución y en las emociones nuestro autoconocimiento.