Te detuviste ahí, mientras los demás pasaban, en una esquina del balcón. Te arrinconaste solo.
- ¿Cómo has estado?
Creo que no obtuve respuesta y si la tuve, no la recuerdo, solo sé, que nos acercamos, tanto así que nuestros labios se juntaron y nos besamos. Como extrañaba sus besos, pensé. La situación, era algo que los dos deseábamos, sin embargo, ambos tratábamos al mismo tiempo de evitar ese sentimiento. Y ¿Qué? ya estaba, nos estábamos besando, mientras la vida seguía avanzando.
El mundo podría haberse detenido ahí, en ese instante que peleábamos con lo que evitábamos sentir, pero al mismo tiempo nos entregábamos uno al otro. Ya era suficiente de evitar.