Revista Talentos

Lo que hay en el guion además de las palabras

Publicado el 12 julio 2017 por Premiere Actors @PremiereActors

Author: TheArches

Las siguientes dos situaciones se dan muy a menudo en la vida de todo actor:

  • En clase, al elegir escenas para practicar con los compañeros, todos los alumnos se quieren llevar la mejor parte e intentan escoger siempre el personaje con más texto del guion. “Así salgo más y soy más importante”, piensan.
  • Lo mismo ocurre cuando los actores reciben un guion para un trabajo, que en seguida se ponen a contar el número de líneas que tienen: “Pff, sólo digo tres frases en toda la escena, qué mala suerte…”.

Pero ¿qué pasaría si te dijéramos que un protagonista puede tener perfectamente menos texto que otro personaje, o que una escena puede no tener texto, pero ser mucho más clave para el desarrollo de la trama?

Un personaje con más texto no significa que sea un personaje mejor.

¡Una extraordinaria interpretación depende de muchos elementos más!

Atento, porque todos los puntos que te vamos a contar están muy relacionados…

Hay escucha

Escuchar no significa oir las palabras de nuestros compañeros de escena; Escuchar significa sumergirse en el momento en el que nos encontramos, en todo lo que el otro personaje está transmitiendo -mediante sus palabras, gestos y actitudes- y en todo que pasa a nuestro alrededor, y reaccionar ante todas estas circunstancias.

Fíjate en cualquier escena de una película que consideres buena; cualquier clásico del cine. Verás que los planos que aparecen en pantalla no solo pertenecen al personaje que está hablando, sino también al otro personaje con el que interactúa. A través del montaje, el espectador capta constantemente las expresiones de ambos cuando se escuchan mutuamente y reaccionan entre si. ¡La voz no es lo único que importa! Los momentos en los que no estamos diciendo nuestro texto también son muy valiosos.

Dominar la escucha no es solo el primer paso para convertirnos en grandes actores, sino una habilidad que iremos desarrollando y mejorando a través de nuestra experiencia artística.

(Si quieres conocer más sobre este tema, lee nuestro post: Cómo dominar la escucha).

Hay subtexto

Aprenderte el texto a la perfección es muy necesario, pero si analizas el subtexto antes de memorizarlo, evitarás que tus palabras queden vacías y sin intención.

Analizar el subtexto de un guion es leer entre líneas lo que tu personaje quiere expresar, es decir, las emociones, intenciones o ideas que van implícitas dentro de sus palabras. Si aprendes a exprimirlo bien, el subtexto dará otra dimensión a tus líneas del texto y añadirá interés y complejidad a la escena. ¡Evita quedarte en lo superficial!

(Si quieres saber cómo analizar el subtexto, te lo explicamos al detalle en 6 pasos para analizar y trabajar el subtexto).

Hay diálogo interior

El diálogo -o monólogo- interior son todos aquellos pensamientos que tiene nuestro personaje: lo que siente, lo que observa, lo que imagina, lo que desea interiormente a medida que avanza la escena, pero que no expresa en voz alta.

Conocer todos los pensamientos de nuestro personaje quedará reflejado en nuestra interpretación: cambios sutiles en la manera en la que hablamos, nos movemos y reaccionamos.

Como habrás imaginado, el diálogo interior es una parte de los elementos que conforman el subtexto y enriquecen la creación de nuestros personajes y, por tanto, nuestra interpretación.

(Para conocer este tema en más profundidad, descubre Cómo trabajar los pensamientos de tus personajes).

Hay silencio y pausas

Nuestros personajes necesitan en ocasiones unos segundos para entender lo que está pasando y reordenar los pensamientos e ideas que suceden en su diálogo interior.

También existen las pausas dramáticas que, bien empleadas, añaden un poquito de suspense y refuerzan momentos clave de la escena.

Los silencios y las pausas son muy importantes. Para crear verdad escénica, no debemos ni abusar (pausas largas y constantes aburren al espectador y muchas veces las hacemos inconscientemente porque necesitamos recordar el texto), ni carecer de ellas. Aprender a utilizarlas con el ritmo adecuado -del que hablaremos a continuación- es fundamental para nosotros los actores.

Hay ritmo

¡El ritmo no es sinónimo de velocidad! Todo lo contrario. No es solo saber en qué momento acelerar sino también cuando frenar, cuando hacer una pausa… Suele salir de manera natural y espontánea, aunque también puede -y debe- trabajarse.

La mayoría de los actores novatos fallan en la falta de ritmo, y esto se nota especialmente cuando hacen un monólogo: o bien lo dicen del tirón o bien hacen pausas demasiado largas entre frase y frase. Ambos errores hacen que la interpretación quede monótona y aburrida.

Recuerda, escucha siempre debidamente y apréndete el texto a la perfección, para no tener que pensarlo. Sólo con estas dos acciones, que además son tu deber como actor, mejorarás notablemente tu ritmo en escena.

(Profundiza más a través de nuestro post: 9 factores para dominar el ritmo en comedia).

Hay movimiento

Como decíamos antes, nuestro personaje no solo ha de reaccionar a lo que dicen o hacen otros personajes, sino a las circunstancias que le rodean, es decir, el contexto.

Para evitar que nuestras palabras queden sin vida, es nuestra obligación como actores dotar de profundidad humana a todo lo que ocurre en el guion. Una manera de hacerlo es a través del movimiento. Y para ello necesitamos nuestra imaginación.

¡El movimiento hace que progrese la escena y que se enriquezca el momento!

Por ejemplo, una conversación profunda puede darse perfectamente mientras los dos personajes están en la cocina preparándose un café, en vez de simplemente sentados.

Muchas veces vendrá indicado en el guion o el director nos dirá lo que debemos hacer, otras veces la idea puede surgir de nosotros y se lo podemos proponer, o también puede resultar inteligente en ocasiones disponer de los elementos del atrezo como medio para amplificar nuestras emociones. Sea como sea, la acción debe aportar siempre algo y tener sentido, y nunca hacerla para “rellenar” y, por supuesto, que nunca interrumpa el flujo de la escena.

(Puedes ampliar la información leyendo: Cómo conectar con los objetos que utilizamos en escena).

En conclusión…

A partir de ahora, si tienes que escoger un guion de una escena o monólogo, hazlo con criterio. No empieces directamente contando la longitud del texto y te quedes con lo primero que veas, sino léelo y analiza bien las posibilidades interpretativas que ofrece.

Seguro que en un guion hay muchos elementos más además del texto y todo lo que te hemos explicado en este post. ¡No tengas miedo de aportar tu punto de vista y enriquecer esta información en la sección de comentarios!

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