Es el tiempo de contar mentiras, medias verdades, verdades interesadas y de guardar silencio prudente. Es el tiempo en el que se gestiona en la sombra la futura temporada de la NBA.
Una vez que se ha anunciado que no existe acuerdo entre patronal y sindicatos, cada uno adopta el papel asignado.
Los propietarios, ya sea en lenguaje propio o por medio de sus portavoces, tratan de demonizar al sindicato que dicen no piensa en el conjunto del negocio, que se va a pique con pérdidas que son tan peligrosas como insostenibles para una empresa no sometida a este particular "show-business".
También se han apresurado desde los despachos a hacer desaparecer referencias en sus webs oficiales a los jugadores, sustituyendo las bondadosas noticias con fotomontaje de sus estrellas por otras en las que aparecen los que normalmente no tienen hueco. Es el momento para el fichaje del cuarto asistente del entrenador o del encargado de apilar los folios en las oficinas centrales. Nada de Lebron, Kobe, Wade o Gasol. No interesa conceder una imagen al que está al otro lado de la negociación.
Los jugadores por su parte responden a las cuestiones que les plantean sobre su futuro. Casi todos aceptarían jugar en Europa en el caso de que el cierre sea definitivo. Palabras al aire quizás, porque las derivaciones de esta decisiones están plagadas de caminos angostos.
Estamos hablando de sueldos impensables para un club europeo en este momento. Los mecenas griegos han abandonado la mesa en pleno banquete y es posible que no haya camareros para servir lo que queda de comida. Tampoco es seguro que haya algo que servir dadas las circunstancias económicas de aquel país.
Queda el recurso de algún poderoso club turco, que puede hipotecar varias temporadas para darse el gustazo de contar con una superestrella unos meses.
Vale, aceptamos que habría bajada significativa de sueldo. No creo que haya nadie capaz de pagarle 13 millones a Pau por unos meses de competición. Entonces discutimos el tema del seguro, tan costoso como el presupuesto completo de un equipo. ¿Compensa realmente? Habría que estudiarlo muy seriamente.
Luego está el interés del jugador. ¿Hasta qué punto sería capaz de arriesgarse a sufrir una lesión que ponga en peligro su futura actividad en la NBA? Es plausible su interés por mantenerse activo, pero uno se tiene que preguntar por este tipo de riesgo. Calderón ha tenido problemas con las lesiones en los últimos años. De venir a Europa no jugaría a medio gas, y si recae en alguna de sus dolencias lo pagaría muy caro.
No hemos entrado en asuntos contractuales. Se habla de firmar contratos temporales que se disolverían en el momento de reanudarse la temporada. La intención de la mayoría pasa por esperar a que se anuncie el cierre definitivo para ser libres de firmar con quien quieran y como quieran. En ese caso el jugador sería el que tendría que poner más de su parte, perdiendo muchísimo dinero y adoptando el riesgo. Damos por hecho que los equipos (como los bancos que conceden créditos) habrían meditado los pros y los contras del sueldo de su jugador estelar. Contaríamos con más letra pequeña que grande para leer en los contratos.
Como se puede ver, hay más luces que sombras.