Lo que más me molesta de un blog personal

Publicado el 20 noviembre 2012 por Rizosa
Llevo ya seis añazos en esto de los blogses. No sólo escribiendo en Una de Rizos..., sino también como lectora y comentarista de muchísimos otros blogs. Y sin duda mis favoritos son los personales. Llamadme voyeú o lo que queráis, pero me encanta cotillear en la vida y pensamientos de otra gente; ponerme en su pellejo durante unos minutos, tratar de imaginar cómo será el mundo que rodea al autor del post. Es un poco como adentrarte en esos libros de aventuras donde te identificabas con el protagonista y vivías mil historias a su lado, pero sin salir de casa. 
No es necesario ser un erudito para enseñar algo a los demás, y con todos los blogs que sigo de forma más o menos fiel he aprendido muchas cosas. He viajado a través de sus letras, he sufrido con sus preocupaciones y problemas, he conocido a personas maravillosas tanto física como virtualmente, he tenido la oportunidad de enfrentarme a la vida desde otros puntos de vista completamente distintos al mío.  Y es por todo eso que a veces me topo con algunos blogs (o con algunos posts determinados dentro de un blog que, en general, me gusta) que me chirrían y me hacen arrugar la nariz cosa fina. Porque me da coraje que se carguen algo que puede llegar a ser muy bonito y enriquecedor, al fin y al cabo. Por ejemplo:
-No soporto a los que pretenden tener 45.678 comentarios nada más empezar. A todos nos gusta que nos lean, claro, pero pretender hacerte famoso y popular de la noche a la mañana llega a ser irritante para los que empiezan a leerte. Que digas cosas como "ah, y por favor, no os olvidéis de comentar, anda porfa porfa" o "compartidlo en las redes sociales" al final de cada entrada, cansa. Más que nada porque yo como lectora te comentaré cuando tenga algo que decir, pero no obligada. Los comentarios por obligación son caca, y ni siquiera te convienen. Ansiosos, que sois unos ansiosos.
-Ese rollo dramático en el que ahora estás, ahora te vas, ahora vuelves, es una chorrez como un piano. NO SOPORTO A LOS QUE QUIEREN DAR PENA. Que si antes me leíais más y ahora no tengo motivación, que si ya no tiene sentido seguir escribiendo, que si ahora me voy para no volver. Y a los dos días vuelves, claro, porque ves que los pocos lectores fieles que tenías te han pedido que no te vayas y claro, tú te debes a tu público. Venga ya, que es un blog. Si te motiva escribir, escribe. Si te cansas o no estás con ganas, déjalo. Y si lo dejas, que sea de verdad y no un truco para entristecer a los lectores y hacerles suplicar... que Cristal terminó ya hace unos añitos, no es por ná. No conviertas tu blog en una telenovela, o aquí servidora dejará de leerte. 
-Las mentiras. Seamos serios, aquí todo el mundo ha soltado cuentos chinos por internet, pero si me vienes en un post diciendo que tienes cáncer y que escribes para distraerte en tus últimos meses de vida, pueden pasar dos cosas: o bien que me lo crea, (cosa chunga si me estás mintiendo porque tarde o temprano se te verá el plumero) o bien que te mande al peo directamente. Y si te ganas la confianza de un lector tienes suerte, pero también la responsabilidad de conservarla. Si es que quieres que te sigan leyendo, claro. 
-Los errores ortográficos y/o gramaticales tremebundos. Siendo realista a todos se nos escapa alguna coma o algún acento de vez en cuando, pero si escribes sin prestarle atención a tu ortografía  y redacción al final acabas espantando a la peña. Yo no puedo con los hoygan, encerio. Tampoco puedo con textos plagados de comas innecesarias, con acentos inexistentes, con un solo párrafo interminable.
-El egocentrismo. Me abruma. Queda fatal que me soltéis así por las buenas que vuestro blog es el mejor blog del mundo mundial. Menos cuando lo digo yo, claro, que es verdad.
-Los compromisos. Yo soy una despistada y, por regla general, de todos los blogs que leo a diario al final acabo comentando en la mitad. Porque se me va, porque digo "luego le comento después de cenar", y después de cenar me pongo a jugar al LoL y se me olvida. Y por eso yo jamás le reprocharé a nadie que no me comente a mí. Tengo la suerte de conocer más o menos bien a casi todos mis comentaristas, bien sea gracias a las redes sociales o porque nos hemos visto en persona, y en esa pequeña "comunidad bloggeril"  en la que me muevo no tienen cabida los reproches o los compromisos. Seguir un blog no significa casarte con él y tener que cumplir a rajatabla con tus deberes conyugales. Seguir un blog indica interés, quiere decir que me gusta lo que dices y que me pasaré por tu blog a menudo porque me molas. Pero si algún día noto que te molesta que me haya olvidado de leer tu última entrada, o si veo que por no comentarte todos los días dejas de comentarme a mí en plan venganza, te mando al carajo ipso facto. Esto es más o menos como el followback de Twitter; esa rabieta niñatil de "si no me sigues, te dejo de seguir". Pues ala, majo, que te vaya bonito.
Y con esto que he soltado creo que por ahora ya me quedo tranquila, y dejo claro que si antes leía tu blog y ahora ya no lo hago no debes tomártelo como algo personal: seguramente ha sucedido algo de lo anteriormente explicado. Yo es que con algunas cosas no puedo, no puedo.

Oveja con cara de ira porque ha leído algo en un blog que no le ha gustado nada.