lo que mejor funcione. sí, esa, después de años de haber vivido y después de haber acumulado toda la sabiduría que se puede acumular en una vida humana, esa - finalmente - parece ser la conclusión definitiva que el gurú en la montaña, o el solitario de bar, o el parlanchín de banco de plaza parecen haber sacado: lo que funcione mejor. no hay más. ni menos. en este mundo imperfecto habitado por seres imperfectos, en este universo del caos, donde reina la impredictibilidad - a lo único que queda por aferrarse es a lo que mejor funcione. a lo que mejor te funcione. quizás deberían decírtelo al nacer. quizás deberían escribirlo en cuarzo en alguna parte muy pública y quizás sea lo más importante que puedan enseñarte maestros y profesores. no en términos cósmicos, religiosos, filosóficos. no. no nos pongamos graves nuevamente. no busquemos la verdad bajo piedras o entre pergaminos, no más allá de lo infinito ni más abajo de lo microscópico. me refiero al día a día, al minuto, a este segundo mismo. me refiero al pan y al té. a lo común y corriente. al cansancio en los pies y a la caspa porfiada en el cabello. me refiero a amores y atardeceres. a desayunos y viajes en bus. agárrate de lo que mejor te funcione.
y sonríe.
y da gracias.