Ah, l'amour. Esa fuerza que mueve el mundo y que hace que nuestros personajes estén dispuestos a remover cielo y tierra. Un amor idealizado a veces, trágico en ocasiones, difícil y doloroso, que se convierte a veces en una de las motivaciones más reales de nuestros personajes. ¿Qué necesitamos, qué sobra, qué no nos gusta y qué errores solemos (suelo) cometer cuando en una historia hablamos (hablo) de amor?
Un elemento común que tienen todas las historias que he escrito, salvo alguna por ahí perdida que es corta y va sobre otra cosa que no tiene que ver, es el amor. A veces en ráfagas brutales que tambalean los cimientos entre dos personajes, a veces un amor fraternal, de ese que uno siente por sus padres y otras veces un amor que tira más a la amistad, al cariño, pero siempre amor. Ahora bien, si hablamos de historias de amor, de historias románticas, casi todos nos vamos a poner a pensar en una historia de amor entre dos personajes (y cada vez con más frecuencia, dando igual el sexo de éstos, cosa que significa un paso más allá hacia la tolerancia, que también debe existir en literatura). A lo largo del tiempo, me he dado cuenta de que cometo ciertos errores, que es posible que vosotros también cometáis, cuando escribo una historia de amor, y los identifico como errores porque suelen dar como resultado historias que, a la larga, cuando las he leído tiempo después, me parecen pastelosas, superficiales y bastante aburridas. Veamos algunos ejemplos:
ERROR 1: El milagro del amor.Es cierto que hay quien todavía cree en el amor a primera vista, y es cierto también que cuando escribimos, con más razón, nuestros personajes pueden enamorarse así (es nuestra historia y la contamos como nos da la gana), repentinamente, sólo con una mirada a los ojos de la otra persona, pero saber contarlo es muy importante. Hay que trazar la evolución de esa historia que sí, puede empezar con una mirada, o con un gesto, pero llamarlo desde el primer momento amor resulta un tanto milagroso y no suele quedar realista. Una vez hemos trazado la historia de amor a través de páginas y páginas y esa relación se ha hecho fuerte, si que podemos decir que nuestros persojanes se enamoraron de pronto el uno del otro, pero no desde el principio porque nos cargamos lo divertido que es ver a dos personajes evolucionar junto con su romance.
ERROR 2: A nadie le amarga un dulce.Pero cuando son páginas y páginas de dulce amor, termina cansando. La historia termina siendo pastelosa e intragable, y por ello, más allá de una historia de amor entre dos protagonistas, en mi opinión debería haber un trama en la que esa historia se desenvolviera, que provoque situaciones en las que la historia de amor no tiene cabida, que haga que el lector se desintoxique algunas páginas del amor, y que incluso, llegue a desear que lleguen más páginas donde haya nuevas escenas de nuestros protagonistas y su tierna historia. Esto, por supuesto, es a gusto del escritor. Si escribes una historia de amor, de género romántico que hable sólo de amor, los lectores van a buscar eso y, por tu trama principal también puede girar en torno a ello.
ERROR 3: Protagonistas tontas (y tontos, cada vez con más frecuencia).Está bien que un personaje se enamore. Si al escritor le apetece escribir sobre el amor, que uno de sus personajes lleve ese sentimiento por estandarte a lo largo de toda la novela, siempre y cuando no se cometa el error pasteloso que he citado anteriormente, está bien. Eso sí, que un personaje esté todo el día hablando de lo enamorado que está o de las ganas que tiene de luchar por el amor de otro personaje o que toda su personalidad gire al amor que siente, resulta aburrido. A la vez que, a mi juicio, debe haber una trama que desintoxique al lector de la trama amorosa, debe haber rasgos del personaje que lo identifiquen como algo más que "está enamorado de X". Puede ser algo sobre su pasado, su familia, una rebeldía contra el mundo en general, rasgos acentuados de su carácter, sus costumbres delincuentes, una enfermedad o yo que sé, pero un personaje tiene que evolucionar y crecer a lo largo de la historia y darse a conocer al lector, de tal modo que si el único rasgo que conocemos de un personaje es cómo es cuando está enamorado, iremos a parar, sin remedio, al pozo oscuro, profundo y mohoso del aburrimiento.
ERROR 4: Hablar de amor no es igual a diálogo soso y sin fundamento.En mi opinión, hay que cuidar muy bien el diálogo que establecen dos personajes enamorados entre sí. Está bien que se digan que se quieren, que quieren estar juntos para siempre y que lucharán contra lo que sea con tal de estar juntos. PERO, de vez en cuando, está bien que se peleen, que hablen sobre otras cosas que no sean el profundo cariño que se sienten y que aparten esos sentimientos irrefrenables y frases que hacen que el corazón del lector se acelere, para seguir avanzando con la trama, esa no romántica, que debe envolver la historia.
Y con esto y un bizcocho (hablando de empalagos) me despido hasta la próxima entrada. ¿Qué os ha parecido? ¿Cometéis alguno de estos errores alguna vez? ¿Qué dificultades soléis encontrar a la hora de escribir sobre el amor? ¿Cómo las solventáis?