4.- HAZAÑAS BÉLICAS BÉTICAS.
“Recordamos la fecha como si fuera de ayer. Primeras horas de la tarde de un sábado caluroso. El ambiente denso, cargado de presagios, de vivísima emoción, de esperanzas. Horas decisivas para el destinó de la nación. Lo que ocurrió después está en el conocimiento de todos. Del cuartel de San Hermenegildo, ese cuartel que ya ha quedado desalojado militarmente un recuerdo que la piqueta entregará a la reforma urbanística—, salieron los escasos soldados de que dispuso el general Quelpo de Llano y unos grupos de voluntarios. La guerra había comenzado.
Lo que de aquellas días inolvidables queremos recoger, y aquí damos muestras gráficas, es el entusiasmo con que hombres de toda condición acudían en petición de un fusil para la lucha, el ideal generoso que a las muchedumbres Informaba. Un fusil y un gorrillo no más, sin atuendo castrense, en los albores de una organización primaria e improvisada, con el gozo de un despertar de pesadilla y una alegre disposición de entrega total de la vida por la Causa. Era España, otra vez en pie, con sed de alturas. Magnífico espectáculo, renovado uno y otro día durante tres años, por todos los pueblos y ciudades, por todos los campos de España, hasta la consecución' de la victoria final.
Han pasado los años. Se han sucedido las generaciones. Lógicamente, cada vez son menos los testigos de aquellos días. Fusión días de gloria y de dolor, de lucha entre hermanos españoles que la vesania imperante hizo posible, hizo necesaria, pero que no deben volver, que no volverán. En este sentido, con este deseo, escribimos estas líneas. La fecha del 18 de Julio debe unirnos a todos. Y ello se conseguirá, a buen seguro, si permanecemos fieles a las esencias, a los nobilísimos móviles de una gran España para todos los españoles, que fueron los que el 18 de Julio nos impulsaron a tomar las armas…”
GIL GÓMEZ BAJUELO, “DISCÓBOLO”. PRESIDENTE DEL REAL BETIS BALOMPIÉ EN 1921.
----oo00O00oo----
Hemos dado la conveniente respuesta a las cuestiones que nos planteaba el Sr. Del Castiilo en cuanto a las raíces republicanas sevillistas y a las militares béticas, es algo que queda meridianamente claro. Puede ser discutible en algunos aspectos, es posible que algunos personajes contengan algún matiz distinto que otro, pero básicamente y en su globalidad ocurrió así.
Por otro lado hemos demostrado la pericia del Sr. del Castillo a la hora de introducir en su escrito cuestiones, que conforme van avanzando se descubren cual era realmente su cometido. Mucho situar en determinados contextos, mucho decir que en todos lo clubes pasaba lo mismo, pero termina dando estopa al Sevilla FC exclusivamente, exponiendo algún dato aislado, eso sí, del Betis para disimular.
Y por fin le demostramos que por mucho que se empeñe no es lo mismo que las instituciones, Sociedades y personas se vean obligadas a rendir homenaje a las personalidades franquistas, a que se beneficien y, peor aún, que las utilice contra sus rivales, como hemos demostrado.
Por otro lado el Sr. Del Castillo confunde términos, más bien necesita que se confundan, porque una cuestión es una adhesión obligada a un régimen político, por muy inquebrantable que sea, y otra muy distinta es levantarse en armas para defenderla.
Nuestra declaración de intenciones en esta cuestión es clara. Pese a quien le pese, reconocer los datos que la historia nos depara. En el Sevilla FC contamos a cinco personas que así lo hicieron, los presidentes Balbontín, Carranza y los jugadores Raimundo y el mismísimo Eizaguirre. Discutiremos a Sancho Dávila y daremos por bueno al directivo José del Camino Parladé. Su estudio lo entenderemos como si de una auditoría externa se tratase. Eso sí, no aceptaremos determinados apartados tendenciosos por su parte.
Podemos contar con los dedos de una mano las personas con nombre y apellidos que dentro del Sevillismo combatió por la cusa golpista de 1936. Este es el club fascista que han tenido que soportar históricamente y que ha machacado históricamente al otro club de la ciudad. Cinco combatientes, repito.
Por otro lado tenemos a diecinueve muertos en combate que Sánchez-Pizjuán dice que hubo en un discurso, donde probablemente tuviese que demostrar de alguna forma que el club sevillista debía adherirse a la causa, porque encontrar a más nombres no se encuentran, y de los cuatro que presenta el Sr. Del Castillo, tres son más falsos que los billetes de siete Euros.
Ahora le toca el turno a su club. Analicemos cuántos personajes de adhirieron y se levantaron en armas en defensa de la dictadura en el club bético. Esto va para largo, no es algo a contar en un solo artículo.
Le hemos leído en numerosas ocasiones decir que aquellos estudiantes que fundaron el club, (usted prefiere llamarles “estudiantes”), hicieron su trabajo, pusieron en marcha a la Sociedad balompedista y después si te vi no me acuerdo, esa es su rigurosidad. Sin embargo, en nuestros escritos de esta serie anteriores ha comprobado cómo esto no fue así y que tuvieron mucho que ver en los designios del actual club de la Palmera. Así lo hemos comprobado al verles en las distintas directivas desde 1909 hasta incluso después de 1936. Hasta mucho tiempo después como podrá comprobar.
El personaje principal de toda esta trama, que nosotros bautizamos en la investigación con el nombre en clave de “Wally”, personaje al que usted niega la implicación dilatada en el tiempo en su club, como si de un San Pedro se tratase, es nada más y nada menos que uno de esos “estudiantes” fundadores, llamado José Cuesta Monereo. Veamos si tuvo que ver con su club o no.
De izquierda a derecha: Diego López, Nogueras, Enrique Añino y Calvo Rubio. Agachado, Cuesta Monereo.
Socios y simpatizantes del ‘Sevilla Balompié’ en el Parque de Mª Luisa en 1914.
El propio Gómez Bajuelo hablaría de Cuesta como fundador del club, como así lo hicieron otros como Juan del Castillo y muchos de sus compañeros. Jienense, Cuesta llegó a Sevilla en 1906, fue hijo del archivero de Capitanía General, Tomás Cuesta.
Cuesta, junto a su hermano, que también se llamaba Tomás, pusieron igualmente en marcha el equipo llamado el Estrella, que serviría de cantera para el Balompié, compuesto por jugadores provenientes del ejército. El comandante Cuesta, (habrán podido ver muchas calles de pueblo que así se llamaban), fue siempre el hombre fuerte del Betis en la sombra.
No fue el general Queipo de Llano el que diseñó el tablero de operaciones del alzamiento del 18 de julio de 1936. La rebelión en Sevilla tuvo un cerebro que la dibujó hasta el último detalle, no dejando nada atrás, y, hay que reconocerle el mérito, perfecta para sus objetivos. El cerebro en las sombra de esta operación fue el Comandante de Estado Mayor José Cuesta Monereo.
Cuesta, junto con Rementería (del que hablaremos igualmente) tenía previsto un golpe militar si triunfaban las izquierdas el 16 de febrero, acción que fue postergada. Así que siguieron trabajando.
Una anécdota de bastante importancia la desvela Nicolás Salas en “Sevilla fue la clave”, el cual la recoge de testimonios directos de otros organizadores guardados en el archivo de la familia Cuesta. Este hecho ocurre el día 17 de julio en el Hotel Simón, allí esperaba el comandante y llegó el general.
“Solos los dos hombres en la habitación del hotel, ambos vivieron con intensidad el momento histórico que se avecinaba.
-Cuesta –dijo el general-, usted y yo nos vamos a jugar la vida. Creo que usted me conoce, que sabe quien es el general Queipo de Llano. Pero yo no sé con quien voy a compartir estas horas cruciales... Yo he confiado en usted desde el primer día
José Cuesta comenzó a hablar con la sencillez de siempre, como si el planteamiento del general lo hubiera estado esperando:
- Don Gonzalo –dijo cambiando por primera vez el tratamiento habitual-, puede usted confiar en nosotros; en todos los que hemos decidido estar a sus órdenes. Debe usted conocer que su pasado político despertó al principio dudas en algunos militares y falangistas, pero tanto Eduardo Alvarez-Rementería como yo, hemos disipado cualquier duda. Todos estaremos a sus órdenes, dispuesto a triunfar morir, si Dios lo quiere así. Pero ha llegado la hora de enfrentarse a los que están asesinando a la Patria.”
Esto trasciende como comprenderán la simple adhesión, incluso el levantamiento en armas para la causa, hablamos de quien organiza el golpe, el cerebro de toda la operación, el que limpia de polvo y paja toda la estrategia para que Queípo de Llano ejecute su plan que terminaría en cuarenta años de dictadura y resulta que ese señor fue aquel inocente “estudiante” que fundó el Balompié. Este personaje por sí mismo deja en pañales, no ya a cinco fascistas sevillistas, aunque fuesen treinta y dos. Este individuo es “la madre de todos los fascistas”.
José Cuesta Monereo detrás de Gonzalo Queípo de Llano a la izquierda junto al coche.
Siempre mostró una gran admiración por Queípo.
¿Qué supuso Cuesta Monereo para el Betis?
José Cuesta fue siempre el pez gordo y el alma del Betis siempre en segundo plano. Estaría en permanente contacto con los militares que dirigieron al Balompié, estaría en contacto con las autoridades, especialmente tras la Guerra Civil. Controlaría la propaganda, gran punta de lanza del equipo bético y fundamental en cualquier táctica militar que se precie. De hecho el comandante Olmedo, periodista de Madrid Sport y director de ABC a la postre, junto al que firmaría su libro biográfico llamado “Queípo de Llano, aventura y audacia”, sería el encargado de dar “estopa” permanentemente al Sevilla FC durante años desde la prensa. Otros militares y civiles simpatizantes se unirían a la causa propagandística a lo largo de los años.
Cuesta fue un personaje carismático entre los suyos, un personaje al que consultar ante las decisiones importantes del club verdiblanco.
Tras haber ganado el Real Betis su Liga, finalizada la temporada 1934-35, el club empieza una etapa de declive y descomposición. Todo esto comienza a ocurrir antes de la Guerra Civil. Tan grave era la situación que el secretario de la Junta del Betis, D. Francisco Fernández, hizo unas declaraciones a los periodistas de las que vale la pena retener las siguientes consideraciones, que autentifican lo dicho:
“...Y llegaron a Sevilla tras la aventura.
El equipo se desplazó a jugar contra el Sabadell el primero de mayo. El viaje lo hicieron por ferrocarril los jugadores "a Fortiori" por la festividad del día que no permitía otro medio de locomoción. Llevaban unas cuatro mil pesetas y como tuvieron que quedarse allí una semana para jugar contra el Gerona, fue preciso enviarles otras dos mil, porque ya en el hotel donde se hospedaban les negaban hasta lo más indispensable.
Jugaron entre semana un partido amistoso en Lérida, que nuestro representante concertó, cobrando una prima de 2.250 pesetas, y tampoco era suficiente esta cantidad para los gastos de regreso.
Como teníamos agotadas todas las disponibilidades decidimos redactar la "nota" que se ha publicado en la prensa. La Federación Regional Sur -me interesa hacer resaltar esto- se nos ofreció, haciéndonos un anticipo de 1.000 pesetas suficientes, ahora, para el regreso de los "equipiers". Era las que necesitábamos, de momento. También nos han hecho ofrecimientos buen número de deportistas, incluso significados sevillistas, cosa que agradecemos en todo su valer" ... "El ejercicio anterior lo cerramos con 200.950 pesetas de déficit, y tenemos préstamos por valor de 95. 000. Comprenderán que la situación no puede ser más difícil. Claro que el principal causante de esta angustiosa situación ha sido el mal tiempo que ha hecho, de lluvias. En los partidos de más "taquilla". Sin ir más lejos, con el Athletic de Bilbao no hicimos ni la tercera parte de la recaudación normal.
La Directiva, ante este estado de cosas, acordó que los socios pagaran una cuota extraordinaria para el partido Betis - Racing, ¿y qué creen ustedes que pasó?, pues que se dieron de baja unos 800 socios para no pagarla" ... "Teníamos unos 1.500 socios de seis y ocho pesetas al mes, estos contadísimos- y los infantiles.
A aquellos 800 hay que sumar otros muchos que se marchan a la desbandada" ... "A los jugadores se les debe a algunos desde enero, y a la mayoría los meses de febrero, marzo, abril y el corriente, más las primas de los partidos contra el Sabadell y Gerona, a razón de 300 pesetas cada uno" ...
"No. de los jugadores no podemos tener la menor queja. Disciplinados hasta más no poder poder y consecuentes con nosotros están capeando el temporal juegan entre semana si se les ordena ... ¡Admirables! Hasta una vez Unamuno adelantó dinero de su peculio para poder desplazar el equipo hasta Lisboa. ¿Cabe más? ..."
Tras este episodio, al poco tiempo estalló la Guerra Civil en 1936, pero cuando acaba la guerra el Betis reaparece como si no hubiese pasado nada. Las deudas han desaparecido, los presupuestos fluyen con holgura, cuentan con un nuevo equipo, su estadio ha sido completamente remozado, los socios reaparecen ilusionados. Podría pensarse que incluso la Guerra Civil, en realidad, salvó al Betis.
Del espaldarazo recibido, de su autor, no cabe la menor duda. En la inauguración del flamante estadio bético en la que participó el Sevilla FC perdiendo por 1-0, podemos ver a su autor principal:
Aún así el Betis iniciaría un camino nuevamente hacia la catástrofe, terminando con sus huesos en Tercera División.
En 1946, consiguen torticeramente que el jefe de los deportes, Moscardó, les de la razón en el caso Antúnez, pero le obligan a saltarse la legalidad, se le revolucionan las federaciones y lo ponen en un brete al dejarlo en ridículo de forma tan pública y notoria que no puede tomar represalias contra todos los clubes, árbitros y comités deportivos de España. Moscardó solo tiene un lado hacia el que mirar, al causante de todo, el Betis. La siguiente temporada, 1947, qué casualidad, bajan a tercera. Purgará sus pecados por el caso Antúnez.
José Cuesta comienza a ser destinado lejos de Sevilla y no obstante intenta contar con el apoyo de altos militares. La intentona realizada a mediados de los años 40 acaba con el nombramiento de un General de Ingenieros, Sánchez Lauhlé como presidente de honor del Betis, que lo fue ejecutivo igualmente.
Por dar algunos datos biográficos, diremos que Sánchez Lauhlé fue golpista en la sanjurjada, detenido como es natural, y que huyó a Portugal tras un permiso para asistir al entierro de un pariente cercano. Por si fuese poco participó activamente en el golpe del 36, todo un halcón de Queípo de Llano, siendo testigo de la acusación en el juicio sumarísimo contra algunos republicanos que terminaron en el paredón. Todo una joyita, vaya.
Este general duró poco en la presidencia bética. La sombra de Moscardó era alargada.
A mediados de los años 50 Cuesta Monereo, siendo Gobernador militar del Campo de Gibraltar, coincide con un personaje que será fundamental en el destino del Betis. Cuesta sabe que cada vez será destinado más lejos de Sevilla, debido a su próximo ascenso a teniente general. Los gerentes del Betis recurren de nuevo a él, para evitar la desaparición.
El teniente general Sáenz de Buruaga en 1964.
Cuesta contacta con un aficionado al fútbol, el Capitán general de la II Región militar, sita en Sevilla, Eduardo Sáenz de Buruaga y Polanco, madridista acérrimo para más señas, que utilizó el deporte rey como seleccionador de fútbol en la Zona de Protectorado previo al golpe nacional en 1936, (entonces coronel), lo que le permitió mayor facilidad de movimientos, por temor a que sus pasos fueran seguidos por las fuerzas de Seguridad del Estado en tiempos de la República.
Sáenz de Buruaga y Polanco procedía de una familia de tradición castrense. Sus primeras acciones se desarrollaron en las Guerras de África. Participó en el bando nacional en la Guerra Civil Española. Ingresó en la Academia de Infantería de Toledo en 1910 bajo el mando del Coronel José Villalba Riquelme.
Desde el primer momento de su vida castrense estuvo incorporado al ejército colonial de Marruecos donde participó en numerosas acciones militares. Por su comportamiento en los campos de batalla le fue concedida la Medalla Militar Individual. Su participación en la sublevación nacional fue decisiva para asegurar el control de Tetuán.
Como coronel se hizo cargo en julio de 1936 del mando de las tropas sublevadas en dicha plaza. Tras el alzamiento ejerció durante unos días el cargo de Alto Comisario de España en Marruecos. Trasladado a la Península, al mando de sus tropas moras participó cruentamente en la toma de Córdoba y en el avance hacia Madrid a lo largo del valle del Tajo. Intervino en el cerco de la ciudad y en las batallas del Jarama y Brunete.
Participó también en la conquista de Teruel y en la ofensiva nacional del Ebro. Fue ascendido a general durante la campaña. Después de la guerra ocupó los cargos de gobernador militar de Madrid y del Campo de Gibraltar. Más tarde fue capitán general de Baleares y de Andalucía, para terminar desempeñando el cargo de Director General de la Guardia Civil.
¿Por qué un máximo general del ejército de Franco que nada tiene que ver con el Betis, se hace cargo de él?
¿Qué pintaba un capitán general madridista con todo el boato y poder militar del mundo, haciéndose cargo de un club medio muerto que penaba por la Tercera División española con el que nunca tuvo nada que ver, ni le tuvo ningún apego jamás? La respuesta la tenemos de nuevo en nuestro general favorito.
¿Dónde está Wally?
Cuesta Monereo está justo un puesto por debajo en el escalafón de Sáenz y va siguiendo sus pasos, primero como Gobernador Militar del Campo de Gibraltar y más tarde como Capitán General de Baleares. El hecho de tener los mismos destinos hace que tengan contacto frecuente, en esos años por cercanía. En Andalucía coinciden habitualmente.
Pero hay un vínculo aún mayor. Ambos ingresaron a la vez en la Academia de Infantería de Toledo en 1910, eran viejos amigos que el destino hizo que sus vidas se cruzasen justo en el momento y en el lugar adecuados. En una entrevista de “Mundo deportivo” de 26 de junio de 1963 el periodista le pregunta a Sáenz de Buruaga de dónde le viene esa afición al fútbol, a lo que responde:
“Lo practiqué en mi Juventud y de una manera bastante asidua, junto con Otros deportes, durante mi estancia en la Academia Militar”.
Por lo tanto incluso practicaron juntos con toda probabilidad el fútbol. Más aún y como prueba de la amistad de ambos, Cuesta Monereo fue testigo en la boda de la hija de Sáenz de Buruaga. Sus esposas protagonizaban los chismorreos de la alta sociedad, cuando compartían mesa en la fiesta de la banderita de la Cruz Roja.
La relación entre ambos es incuestionable y Cuesta le pide a Sáenz que se haga cargo del Betis y use su poder para ello desde Sevilla y de paso nadie podría acusarle de usar el poder para salvar a un equipo que fundó. Mató dos pájaros de un tiro. Por eso siempre estuvo en la sombra. Un equipo que deambulaba por la Tercera División, para que lo salvase de la situación tan grave por la que pasaba, sin socios prácticamente, muerto económicamente y a punto de desaparecer nuevamente. Tan solo un personaje como el que estamos analizando es capaz de conseguir nuevamente el milagro haciendo uso de su poder militar fascista y de sus influencias.
Sáenz acepta incluso sorprendiendo a Cuesta Monereo, pues se vuelca en apoyo de su amigo. De hecho esa misma temporada se da un hecho fundamental en el Betis y es el fichaje de Sabino Barinaga, gran jugador aún, madridista y al final de su carrera, a poco de comenzar el campeonato. Viene el ex madridista de la mano del capitán general. Aquella costumbre bética de "reclutar" jugadores en 1917/18 continúa en 1953 como ya vimos en el anterior artículo. Cuadrándose ante su jefe en la milicia, Barinaga dice con solemnidad: “Mi general, aquí venimos a ascender al Betis”, lo que provocó los aplausos de los allí concentrados. Fue el principio del despropósito que supuso para los equipos en igualdad de condiciones.
El Betis cuenta con tan pocos socios, que cuando se anuncia que jugará Barinaga doblan su número. No solo cuentan con dinero para fichajes, sino que incluso se habla de un nuevo remozamiento del estadio municipal de Heliópolis. El presidente ejecutivo bético se subyuga a los deseos del general y no hay paso que se dé sin que el general esté informado de ello. Todo son loas y albricias para quien tomará las riendas del equipo verdblanco de facto. Un capitán general era casi un dios por aquellos años de fascismo.
Entrando en algún detalle, se negociaría por otros jugadores de la cantera madridista ante la mirada atónita del resto de equipos de la Tercera División, que por ser quien era el que hacía tales tejemanejes, no se atreverían ni a protestar. El Capitán General devolvería nuevamente al equipo bético a Primera División en 1958.
Todavía se quejarían los amigos béticos de que el Sevilla FC cediese a tres jugadores a un solo equipo en Tercera División, al Algeciras, equipo con el que tenía unas relaciones magníficas y fue tomado como que Sánchez-Pizjuán quería hundirles. Para el Sevilla FC el Betis en aquella época era como el Utrera.
Pocos años después el Betis, por si cupiese alguna duda de lo que aquí contamos y sesenta años después del nacimiento del equipo verdiblanco, formalizarían el trabajo del General Cuesta, creando una “junta consultiva” cuyo presidente sería él mismo. Al fin y al cabo siempre fue su papel. El eterno presidente bético en la sombra:
Uno de sus primeros trabajos fue establecer nuevamente relaciones con el poder militar. No sabemos bien en qué cuestiones intercedería en aquella ocasión. Todavía, en los años 70 perdura la relación con el militarismo y el fascismo imperante.
Señor del Castillo, Cuesta no era un divo, lo suyo era estar en segunda línea. Fue el cerebro en la sombra de la conspiración dejando las medallas para Queipo al igual que con el Betis, Buruaga y Villamarin. Huía del protagonismo porque ello le daba ventaja y más libertad para moverse y maquinar a su antojo. Era quien movía los hilos de las marionetas. El general siempre profesó el amor haca los colores verdiblancos, fundó su club, hizo de ángel de la guarda y utilizó todo el poder fascista que pudo acumular para salvarlo una vez, y otra vez, y otra vez… tantas como fuesen necesarias ¿qué me decía usted que no tenía constancia de que este personaje hiciese algo por el Betis? ¿Pudo haber personaje más siniestro?
Hábleme usted de nuevo del discursito de Sánchez-Pizjuán de los diecinueve, o de la llegada de Sancho Dávila para tener un carguito en el Sevilla. Al presidente sevillista no le pusieron en la solapa una de estas.
Hablamos de uno de los personajes más importantes de la posguerra tras Franco, junto a Mola, Queípo, Moscardó, Sáenz de Buruaga, Millán Astray y fue un bético acérrimo que utilizó su poder para sostener y ayudar a su club.
Escrito al que contestamos, aquí. (Y van tres ya).
Señor Del Castillo, cuando su escrito lo pille el descerebrado de turno y lo cuelgue en betisweb, o en “al final de la palmera” ante el regocijo de su parroquia y para profundización de los tópicos de siempre, ¿se encargará usted de indicarles que su escrito obtuvo una respuesta y pondrá un vínculo hacia este blog? Permítame que lo dude.
Siempre hablaron mucho de Sánchez-Pizjuán y le perjuicio que supuestamente les infligió siempre. Nosotros no hablamos nunca de Benito Villamarín. Ya va siendo hora. Continúen sintonizando La Palangana Mecánica. Lo contará todo.
SI TE GUSTA EL ARTÍCULO TUITÉALO.