Los años en los que eres más feliz son los que más rápido parecen pasar. Sin embargo, aquellos donde las preocupaciones y dificultades van ocupando tu escaso tiempo parecen no terminar nunca, pero las agujas del reloj siguen avanzando. Los buenos momentos son inolvidables recuerdos, los malos experiencias que nos ayudarán a crecer. Si encuentras algo que te hace feliz no lo sueltes jamás, por muy insignificante que sea. A veces lo no material es lo que nos llena completamente por dentro como, por ejemplo, besar, bailar, una sonrisa verdadera, abrazar, agradecer o ayudar. Cuando aceptas que tu propia felicidad depende de ti mismo y no de nadie es cuando realmente empiezas a serlo. Esta mentalidad crea una cadena de positivismo que se transmite a todo lo que nos rodea, aunque no seamos conscientes de ello. "Dedícale más tiempo a lo que te hace realmente feliz" porque, de esta manera, la inmortalidad se instalará en cada segundo de tu vida.