"Lo Siento"

Publicado el 18 septiembre 2011 por Frabreum @FRABREUM


“¡Desnudarel alma es cosa de valientes!” en las acertadas palabras de Elizabeth Wright,representante en Argentina de Open Hearts Ministries Inc. es una declaracióncontundente, fuerte, con profundo contenido; pero por sobre todas las cosasemitida con el respaldo de una vasta experiencia y conocimiento profesional deltema.
Muchos delos escritores cristianos pasamos a menudo por la tentación de escribir cosasque las personas esperan leer, decir lo que la gente espera y quiere oír. Adecir verdad, es una hermosa vivencia leer líneas y líneas interminables decomentarios de los que dejan nuestros lectores. Y eso está muy bien. No sólo eslindo; también es bueno, estimulante y edificante para nosotros.
Sinembargo, las experiencias tristes, o en todo caso “esas” de las que no queremoshablar; compartidas a corazón abierto, sirven, enseñan, suelen construir lo queno lo hace un torrente de palabras sobre extraordinarios testimonios del poderde Dios obrando en situaciones límite. Toda vez que no “levantan una pared deuna sola vez” sino que lo hacen ladrillo a ladrillo. Tal como se erigen losmuros de nuestra vida.
Esasexperiencias en las que el amor de Dios, un milagro en una encrucijada, unavictoria aplastante sobre una enfermedad; son sin duda alguna edificantes. Nosemocionan, nos animan, nos llenan de esa energía vital que a veces nos faltapara confiar totalmente en nuestro amoroso Padre Celestial. Nuestros corazonesprorrumpen espontáneamente en alabanza.
Pero confrecuencia descubro que los mensajes de Dios son en una abrumadora mayoríamucho más sutiles. Elías esperaba oir la voz de Dios entre manifestacionesportentosas, sin embargo esto finalmente sucedió en un “silbo apacible ydelicado” (I Reyes 19:12).
Días atrás,tal parece que los ánimos no estaban del todo bien en mi familia. Una jornadaagotadora de trabajo con muchas dificultades, tanto en lo mío como lo de miesposa. Un día difícil en el colegio de mi hija… todo fue contribuyendo paraque el estado de ánimo no fuera el mejor, precisamente. Un simple comentariomío disparó una conversación áspera, que muy pronto se convirtió en unadiscusión ríspida y dolorosa donde el “pase de facturas” fue mutuo. Mi hija sefue llorando en soledad a su habitación, mi esposa quedó en la cocina sumida enuna profunda tristeza, mientras gruesos lagrimones rodaban por sus mejillas. Yquien esto escribe, por otro rincón del departamento lisa y llanamentedestrozado. ¿Quién dice que en casa de los creyentes esto no pasa? Felizmente,en nuestro caso no es la regla general, sino la excepción. Pero que sucede…¡sucede!. Literalmente una bomba había estallado en medio de la familiaponiendo a cada uno apartado por su lado en tristeza, angustia y soledad.
“-Así escomo nos quiere el Enemigo,” pensé. “-Señor, no puedo permitir esto” clamé aDios cuando vi lo que había pasado a mi alrededor.
Actoseguido, y resuelto a no permitir semejante desastre, fui hasta la habitaciónde mi hija. “-Vení”, le dije con un nudo en la garganta y casi sin poder emitirpalabra. Nos volvimos a reunir los tres, las abracé y con lágrimas en los ojosdije: “-Lo siento, lo siento mucho. Las amo, las quiero mucho. Perdón”. Esanoche nos fuimos a dormir como corresponde. Habiendo dado gracias a Dios, enpaz y con gozo en el corazón…
Lo dije alprincipio: desnudar el alma no es fácil. ¡Y de veras que no me resulta cosaliviana escribir estas cosas!. Afrontar aquél episodio no fue sencillo ni muchomenos, agradable. Pero si hay algo que una vez más me asombró, es lamanifestación tangible y evidente de la Gracia Restauradora de Dios obrando conpoder. Me sentí liberado. Y los míos también habían sido liberados. Gruesascadenas habían caído alrededor nuestro.
Y es queamad@: cuando dejamos de ser nosotros mismos e invocamos la presencia y elpoder del Altísimo en nuestras vidas, no sólo éste inmediatamente se hacepresente. Te libera a ti y a los que están alrededor tuyo, toda vez que nosomos islas y lo que hacemos y decimos influye y los afecta en una forma muchomás directa y contundente de lo que somos capaces de imaginarnos.
   “Vestíos, pues, como escogidos de Dios,santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, demansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos aotros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó,así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que esel vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la queasimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.”
   (Colosenses 3:12-15 RV60)
Escrito por:Luis Caccia Guerra para Devocional Diario

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