Revista Talentos
Como en un extraño sopor, ve como se están desprendiendo las partes de su cuerpo; sus brazos son arrancados como si fueran de trapo, sus entrañas expuestas, como un tétrico regalo sorpresa, sus piernas fracturadas, como tostadas de un lúgubre desayuno. Todo sucede en fracción de segundos, tan rápido, que no tiene tiempo de gritarlo, tan espontáneo, que no siente dolor, tan impactante; que despierta en un instante. Sudando frio, enderezándose del asiento del pasajero, solo para quedar deslumbrada por los faros de un autobús que la obligan a voltearse, hacia donde va manejando su amante; lo suficiente para darse cuenta... Que él va dormido colgando del volante.