Load

Publicado el 23 septiembre 2018 por Eli Rodriguez @elirodriguez07

Corría el año 1996 cuando Metallica lanza su disco Load, con mi hermano Julio juntamos las monedas para comprar nuestro primer CD, era para nosotros una joya de valor inestimable y tema de análisis en los recreos hasta que fue confiscado por la profesora de castellano, una monja española que no veía el arte en la portada del disco (una representación de semen y sangre). El espíritu adolescente se tuvo que doblegar para recuperar la joya: un semestre intensivo de castellano de castilla para concretar el rescate.
Metallica pasaba en ese entonces por un cambio drástico: corte de pelo, nueva imagen y vídeos en MTV, para mi hasta hoy es mi disco preferido, pero en ese entonces decirlo era un sacrilegio, porque los metaleros de sangre azul se rasgaban las vestiduras metálicas por tan alevosa ofensa a la alcurnia heavy jodida, no le perdonaban a Metallica que se vuelvan comerciales y que se corten el pelo, para mi James era un papacito digno de toda mi femenina admiración y ya en ese entonces como hoy mis gustos musicales eran variados y extremos, así que las críticas a mi banda preferida de los noventa las leía con pororó.
En una semana cargada de tantos sinsabores vuelvo a escuchar Load con la misma emoción adolescente, la música tiene el poder de conectar con los recuerdos que permanecen en el corazón.
Que importante es no perder esa conexión con las memorias que nos recargan de la felicidad que dan los momentos disfrutados a plenitud, porque nos recuerdan que lo esencial de la vida está en esos instantes eternos que permanecen.