Lobo (Hermann Hesse)

Publicado el 28 octubre 2019 por Enrique.arbe @enriquearbe
Una vez sucedió por la noche que, estando despierto en la cama, empecé de pronto a recitar versos, versos demasiado bellos, demasiado singulares para que yo hubiera podido pensar en escribirlos, versos que a la mañana siguiente ya no recordaba y que, sin embargo, estaban guardados en mí como la nuez sana y hermosa dentro de una cáscara rugosa y vieja. Otra vez tornó la visión con la lectura de un poeta, con la meditación sobre un pensamiento de Descartes o de Pascal; aún en otra ocasión volvió a surgir, estando un día con mi amada, y a conducirme más adentro en el cielo. ¡Ah, es difícil encontrar esa huella de Dios en medio de esta vida que llevamos, en medio de este siglo tan contentadizo, tan burgués, tan falto de espiritualidad, a la vista de estas arquitecturas, de estos negocios, de esta política, de estos hombres! ¿Cómo no habría yo de ser un lobo estepario y un pobre anacoreta en medio de un mundo, ninguno de cuyos fines comparto, ninguno de cuyos placeres me llama la atención? No puedo aguantar mucho tiempo ni en un teatro ni en un cine, apenas puedo leer un periódico, rara vez un libro moderno; no puedo comprender qué clase de placer y de alegría buscan los hombres en los hoteles y en los ferrocarriles totalmente llenos, en los cafés repletos de gente oyendo una música fastidiosa y pesada; en los bares y varietés de las elegantes ciudades lujosas, en las exposiciones universales, en las carreras, en las conferencias para los necesitados de ilustración, en los grandes lugares de deporte; no puedo entender ni compartir todos esos placeres, que a mí me serían desde luego asequibles y por los que tantos millares de personas se afanan y se agitan. Y lo que, por el contrario, me sucede a mí en las raras horas de placer, lo que para mí es delicia, suceso, elevación y éxtasis, eso no lo conoce, ni lo ama, ni lo busca el mundo más que si acaso en las novelas; en la vida, lo considera una locura.

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El lobo esteparioHermann Hesse (Calw, Alemania, 2 de julio de 1877 - Montagnola, Suiza, 9 de agosto de 1962)
Como Harry Haller, el protagonista de su novela El lobo estepario (1927), Hesse tuvo que sufrir la profunda división de su país, Alemania, insatisfecha y dolida por la derrota de la Primera Guerra Mundial y preparada para una nueva ofensiva que con los años llevaría a todo un continente al desastre y a la miseria. Es en esta dualidad donde encuentra Hesse el caldo de cultivo para construir un personaje que ofrece sus distintas caras a lo largo del relato. Una trama, además, que se encuentra dispuesta como un juego de muñecas rusas, de manera que una historia oculta otra historia, que a su vez oculta una nueva historia.El lobo estepario tiene dos naturalezas: una humana y otra lobuna, y es de imaginar que quien es así no puede llevar una vida agradable y venturosa. El lobo estepario está completamente fuera del mundo burgués, no conoce ni la vida familiar ni las ambiciones sociales, es un ser extraño y anacoreta, un individuo de disposiciones geniales y elevado sobre las pequeñas normas de la vida corriente. En definitiva, el lobo estepario es una persona que está contra el orden establecido, porque ese orden le repugna; le repugnan las normas, las reglas, las comodidades, la facilidad. Es una persona insatisfecha porque el mundo está mal hecho y sólo puede sobrevolarlo con su genialidad.José Luis Alvarado [www.cicutadry.es]