foto: Chisco lema (Corcubión)
Primeramente, debemos señalar que ante la presencia de un depredador como el lobo, las presas pueden modificar su conducta adoptando una mayor actividad crepuscular y nocturna, seleccionando áreas de mayor cobertura y pasando más tiempo vigilantes; lo que disminuye notablemente su detectabilidad y por tanto dificulta su observación. Este comportamiento es conocido como: The ecoloy of fear
Ante el desconocimiento de estos hechos, es de esperar que lo más fácil y absurdo sea denunciar una disminución falsa de corzos.
Curiosamente, en otros foros, los cazadores presumen de que en la provincia de Lugo hay una de las densidades más altas de corzo de toda la península ibérica. Lo cierto es que los costes económicos debidos a los atropellos de corzos y jabalies, muchas veces derivados de la realización de batidas, son muchos más cuantiosos que los propios daños causados por el lobo. Aunque este último sea el que soporta mala fama debido a una persecución mediática sin tregua.Actualmente, el Plan de Gestión del lobo establece que a pese de ser una especie cinegética, sólo se autorizarán batidas o controles si se demuestran daños reiterados al ganado (hayan adoptado o no los ganaderos métodos de prevención) y en ningún caso es justificable matar lobos porque éstos cacen corzos, una de sus presas naturales
ASCEL ya publicó anteriormente datos sobre la escasa repercusión de la especie demostrando que el lobo le afecta a menos del 0'092% del ganado doméstico en Galicia y que las enfermedades le causan infinitas más pérdidas al gremio ganadero que los daños de lobo, señalando que la polémica generada es disparatadamente superior a la realidad.
Se hace de nuevo patente el interés de los tecores lucenses por la injustificada caza de lobos, asi como ocurre desgraciadamente con otras especies como el zorro o los cormoranes.
Todo esto tiene lugar al margen de decenas de estudios científicos que inciden en las nefastas consecuencias que tiene la caza de grandes predadores para la ecología de sus poblaciones, de su viabilidad a largo plazo y de la propia salud de los ecosistemas donde habitan. La presencia de lobos en las zonas referidas por los cazadores recientemente no es ninguna novedad y no debe justificar ninguna autorización de caza extraordinaria.